Me senté en el escritorio y del cajón saque el anillo que había pertenecido a mi familia por años, lo analice por un momento y ese anillo no tenia personalidad, al menos no la de Luisana, ella necesitaba algo más, algo acorde a su manera de ser. Saque algunas hojas en blanco y me dispuse a hacer algunos bosquejos del anillo que me gustaría darle, quería algo lindo, pero intrépido, un anillo que tenga mucha presencia. Después de algunos bocetos tirados a la basura, me dispuse a levantarme, me metí el anillo que le perteneció a mi madre al bolsillo y salí rumbo a la casa que le había comprado a Natasha, hoy ella al fin vendría y quería recibirla, también quería verla, sentirla, ella me hacía muchísima falta. Cuando llegué, hice que algunos sirvientes prepararan una cena digna de la realeza, era lo mínimo que Natasha se merecía por haber pasado todo lo que paso gracias a mi madre. — mi lord, han llegado — me aviso uno de los sirvientes. Yo asentí con la cabeza y fui a la puerta para
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