Mi padre me explicó que, a partir de ese momento, Sasha sería responsable de nuestra seguridad durante el día. Y por la noche, cuando nos necesitara, tendríamos a uno de los guardias reales que llevaban mucho tiempo en el castillo, cambiando de papel porque también era de confianza.Antes de salir de la habitación, me advirtió- Te espero dentro de una hora cuando salgamos.Respiré hondo, pues sabía muy bien adónde nos dirigíamos: el esperado día de mi sentencia.Pauline permaneció sentada, sin intención de marcharse, observando disimuladamente a Sasha. Él, por su parte, estaba de pie, con las manos hacia delante, unidas y el cuerpo completamente erguido.- ¿Y Donatello? - pregunté.- Debería estar bien. - Se encogió de hombros.- ¿Eres de Alpemburgo o de Dinamarca? - Me interesa.- ¡Aimê! - dijo Pauline en tono crítico- Eso es personal. Sasha, ¡no hace falta que contestes!- ¡Soy de Dinamarca, Alteza!- ¿Y por qué viniste a enseñar en Alpemburg?- Estudié aquí.- ¿Por qué razón? ¡Din
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