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31. La tranquilidad que se merece
La mirada de Richard cambia a una tranquila, pero lo conoce lo suficiente para saber que ese hombre no está ahí sólo por gusto. Este hombre es la viva definición del orgullo herido, porque aparecerse frente a ella y de éste manera es peor de lo que hizo aquella noche, y la rabia se apodera del rostro de Roxanne. Las palabras y los reclamos enfrente de Paul y delante de todo el mundo es algo que se quedará en su mente por mucho tiempo. Sus manos incluso sienten algo similar al nerviosismo pero Roxanne alza su rostro. No está a gusto en seguir viendo su rostro, y por supuesto, Richard tampoco. —¿Viniste śolo para quedarte viendome? —inquiere Roxanne con rabia. ¿Quien se cree que es para aparecer delante de ella y de ésta manera? —Sólo pasaba por aquí —Richard responde. Su mandíbula está tan tensa que desde esa distancia incluso puede verlo—. ¿Muy contenta con tu embarazo? —¿Qué quieres, Richard? Todo lo que necesitabas decir ya lo dijiste, ¿No? Ya no hay más que tienes que pregunta
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EPÍLOGO.
Ni siquiera se siente ya con fuerzas y Roxanne coloca una mano en su vientre para calmar éstas angustia al tenerlo frente a ella. Cuatro meses han pasado desde la última vez que se vieron...—Paul…—¿Por qué, Roxanne?Paul la interrumpe con gravedad.—¿Por qué se te ocurrió ocultarme que estabas embarazada de mí? —Paul simplemente no puede creer lo que está viendo. Las palabras sobran porque su mirada dice lo mucho que dolido está—. ¿Cómo pudiste?—Paul, luchaba conmigo misma para no amarte, para alejarme de ti. ¿Crees que fue fácil para mí enterarme de esto después de saber quién eras tú? —unas pequeñas lágrimas se acumulan en los ojos de Roxanne y no tenía ni la mínima idea de qué hacer porque tener a Paul en estos momentos frente a sus ojos es igual que aniquilarse ella misma—. Nuestro trato fue por un pequeño tiempo y decidí trabajar contigo porque necesitaba el dinero y creí que podía lidiar con esto. Unos meses y ya no te volvería a ver más nunca.—Soy el padre de ese niño. No
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