Inicio / Romance / Una amapola para el Griego / Capítulo 21 - Capítulo 22
Todos los capítulos de Una amapola para el Griego: Capítulo 21 - Capítulo 22
22 chapters
19 Quedarte a mi lado
AlexandroEl murmullo en la gala se apaga a mi alrededor cuando Kira aparece frente a mí. No esperaba verla, y mucho menos aquí. Mi cuerpo se tensa por un instante, pero rápidamente recupero la compostura.—Alexandros —dice con una sonrisa confiada, con esa maldita seguridad que siempre tuvo—. He venido a recuperar lo que teníamos.La observo, midiendo cada gesto, cada palabra. Hace años, tal vez me habría importado. Pero ahora… ahora solo siento molestia.Una sensacipon de hastio que al mismo tiempo se mezcla con la de mi orgullo dolido. Lo di todo por ella y ella simplemente se fue.—No hay nada que recuperar—respondo con frialdad—. Te fuiste sin decir nada, así que no me vengas con cuentos.Kira suspira, inclinando la cabeza con fingida inocencia.—Era una niña inmadura, no estaba lista para el matrimonio, entré en pánico. Pero ahora sé lo que quiero. Y lo que quiero eres tú. Sé que aún me amas.La rabia y un sentimiento más que no quiero aceptar se encienden dentro de mi y dando un
Leer más
20- La despedida de Amapola
EmilyEl ruido del club resuena en mis oídos mientras camino por los pasillos hacia la oficina del dueño. Respiro hondo, intentando calmar mis nervios. Esta es la última vez que estaré aquí. La última noche de Amapola.Cuando entro, el dueño del club, un hombre robusto con una mirada más amable de lo que este rubro debería tener, levanta la vista con interés.—Amapola, cariño, que milagro tenerte en mi oficina—dice con una sonrisa—. ¿A qué debo tu visita?A pesar de que el trabajo y el ambiente no son lo mejor, este hombre ha sido un muy buen jefe. Demasiado bueno, diría yo.Me aclaro la garganta.—Hola, señor Ruppert, yo… yo… Voy a renunciar. Esta es mi última noche aquí.Su expresión cambia de inmediato. Su sonrisa desaparece y me observa con los ojos muy abiertos.—¡Qué! Pero cariño, ¿Por qué harías eso? Eres mi estrella. No puedo dejar que te marches así como así.—Lo lamento, señor, pero mi decisión está tomada —digo con firmeza.—Puedo saber el motivo, ¿acaso alguien te irrespe
Leer más
Escanea el código para leer en la APP