Todos los capítulos de La falsa madre de la hija del CEO: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31. Las verdades más dolorosas salen a la luz cuando no tienes nada que perder.
―Olvídate del divorcio, Anna, tú y yo seguiremos casados hasta cumplir los cinco años que establecimos en el acuerdo prenupcial, porque no habrá poder humano que me obligue a firmar el divorcio ―señaló Marcos con la rabia marcando cada una de sus facciones. Anna se sintió como si un peso invisible apretara su pecho al escuchar las palabras de Marcos. El corazón le latía rápido y sus manos temblaban ligeramente. La idea de estar casada con él por cinco años más era una carga insoportable. No podía hacerlo cuando habiendo conocido el paraíso a su lado, había sido desterrada al infierno. A pesar de que él la echó sin contemplaciones y con crueldad el día que descubrió que ella le había mentido, aún le amaba y le dolía enormemente su actitud fría y despectiva con la que la trataba desde entonces. ―Anna, si no quiere hablar con él, no tienes por qué hacerlo ―intervino su abogado ofreciéndole un atisbo de apoyo en medio de la tensión. ―No, está bien, no te preocupes, quizás es mejor que
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Capítulo 32. Las segundas partes nunca fueron buenas.
Dar la noticia sobre su embarazo y su supuesta reconciliación fue más difícil de lo que Anna pensó, al parecer todo el mundo tenía algo que opinar al respecto. La única que se alegró por volver a su antiguo hogar y ser de nuevo una familia fue Marianna. Cuando Anna le dijo que ella y Marcos se habían reconciliado el rostro de su hija se había iluminado de alegría. ―¿Papá ya no está bravo contigo? ―fue lo único que preguntó.―No, mi amor, está contento por el nuevo bebé.―Está bien, mamá, me gusta que seamos una familia de nuevo. ¿Ya puedo decirlo a mis abuelos sobre el bebé?―Ellos ya lo saben, así que puedes hablar con ello con libertad.Anna, esperaba que Dante y Pía la perdonaran, sus suegros se habían molestado mucho con ella por haberle ocultado su embarazo. Marcos se había ofrecido para hablar con ellos, pero Anna pensó que sus suegros merecían saber la verdad de su boca. Así que le pidió que los llamara y los convocara a su apartamento.Nerviosa caminaba por el salón esperando
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Capítulo 33. ¿Qué será?
A medida que los días pasaban, una tensa rutina se instalaba en la casa. Marcos compartía desayunos con Marianna y la llevaba al colegio. Anna bajaba a la cocina una vez que ambos se habían ido, pasando la mayor parte del tiempo en compañía de Rosi. Por la tarde, Anna y su prima iban a buscar a Marianna cuando esta salía de clases.En las cenas, se sentaban juntos como una familia, intentando mantener las apariencias. Anna utilizaba su embarazo como excusa para evitar salir con Marcos y Marianna, especialmente si se trataba de visitar a sus suegros. Se sentía avergonzada por mantener el engaño y no quería imponer su presencia en la casa de Marcos y su familia.Una noche, durante la cena, Marcos rompió el silencio:―¿Cuándo tienes tu próximo control médico? ―preguntó, uno de los motivos por los cuales obligaba a Anna a cumplir con su acuerdo era no perderse nada de ese embarazo, pero por la actitud de su esposa se tenía que conformar con solamente ver crecer su barriga.―Me toca el mar
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Capítulo 34. La sorpresa de la noche.
Anna se miró en el espejo de su habitación, estaba lista para la fiesta de cumpleaños de su cuñada. Se había puesto un vestido largo de color rojo incrustado de diminutas piedras negras que le daban un toque elegante. Su cabello había ido recogido en un moño alto que dejaba su esbelto cuello descubierto y mostraba el escote en todo su esplendor. El vestido se moldeaba a su cuerpo mostrando su barriga y los senos voluptuosos que el embarazo le había dejado.Estaba retocando el labial que la estilista le había puesto cuando Marcos entró en su habitación portando un estuche. Era uno de los juegos de joyas que le había comprado en Italia durante la luna de miel y que estaban guardados en la caja fuerte debido a su valor.―Usa esto esta noche, por favor, la mayoría de las mujeres invitadas portarán sus mejores joyas.―Gracias ―respondió ella extendiendo su mano para tomar el estuche, sin embargo, él lo abrió y le pasó los aretes.Anna se quitó los que se había puesto y se puso los del jueg
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Capítulo 35. Como gata panza arriba.
Patricia estaba furiosa, le había costado mucho calmar a su amiga y lograr que se quedara en la fiesta, después había ido a quejarse con su madre. Pía la había regañado y le había dicho que era su culpa por estar hablando mal de Anna con Constanza. Pía conocía a Constanza y sabía que no perdía la oportunidad de insinuarse con Marcos. A ella nunca le había caído bien la mejor amiga de su hija pensaba que era demasiado promiscua y descarada.Molesta, Patricia fue a quejarse con Carlos, su primo y ella siempre había sido muy unidos. Lo encontró hablando con Rosi, al verla llegar, la prima de Anna aprovechó la oportunidad para escaparse de Carlos.Patricia le contó lo sucedido a Carlos esperando obtener apoyo y un aliado contra Anna. Sorprendida se dio cuenta de que no era así.―¿Y qué esperabas, Patricia? ―le respondió su primo con sarcasmo ―. Anna no es de las que se quedan con una, así que por tu bien te aconsejo que no te meta con ella. Además, lo que pasa entre Marcos y su esposa es
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Capítulo 36. Las emociones pueden ser una mala consejera.
Marcos estaba confundido, se suponía que el ofendido era él. Estaba molesto con Anna por lo que dijo a Constanza y a Patricia, pero resultaba que Anna no le hablaba y lo trataba con fría indiferencia y para colmo ese día era la cena con sus amigos y tendrían que tratarse como si todo estuviera bien.―Y pensar que Alessandro estaba enamorado de ti cuando eran adolescentes ―dijo Rosi a Anna.Marcos se detuvo en la puerta al escuchar las palabras, dio un paso atrás y se ocultó detrás de la pared, estaba buscando a Anna con la excusa de preguntarle algo de la cena cuando sin querer escuchó a la prima de su esposa.―¿Quééééééé? ¡No! Yo pensé que solo era amable conmigo porque tú eras su amiga. ¡Soy una tonta! De haberlo sabido... él también era mi amor platónico.―¿En serio? ―preguntó Rosi con los ojos abiertos de par en par por el asombro ―Nunca dijiste nada.―Me daba vergüenza porque él era como un hermano para ti y la gente creía que yo iba incluida en el paquete y después papá murió y
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Capítulo 37. Nunca ofrezcas lo que más te duele dar.
Marcos corrió hacia Anna cuando la vio trastabillar y ponerse la mano en el pecho, llegó a tiempo para sujetarla, la desesperación se apoderó de él.―¡Anna! ―gritó levantándola en brazos.―¡Oh! Por Dios ―exclamó Patricia preocupada, sabía del problema cardiaco de Anna y pensó que la habían matado con sus acciones.―Patricia llama a emergencias ―le dijo Marcos antes de partir hacia el salón con su preciosa carga.―Anna, no me dejes, por favor, perdóname, perdóname, perdóname ―le susurró al oído mientras las lágrimas le corrían por las mejillas.―¿Qué le pasó a mi mamá? ―preguntó Marianna, al ver a su padre llevando en brazos a su mamá desmayada, se soltó de los brazos de su abuela para correr hacia ellos.Elena, Rosi y Eva corrieron hacia Anna, mientras las demás personas miraban impotentes la situación. Marianna lloraba desesperada aferrada a su madre mientras la sala se llenaba de lamentos. La angustia llena cada espacio del salón.―¡Silencio! ―Ordenó Dante, ―Si quieren ayudar a Anna
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Capítulo 38. El mal acecha donde menos lo esperamos.
Anna no podía creer lo que estaba escuchando, Marcos acababa de acceder a divorciarse de ella. Su corazón se rompió un poco más por la decisión que había tomado, más lo que pensaba y sentía era que él no la amaba lo suficiente o que no le importaban sus sentimientos y así no quería seguir. Marcos era simplemente arrollador cuando las cosas no salían como él lo deseaba.―Lo único que voy a pedirte, Anna, es un poco de tiempo, quiero que mi hijo nazca cuando sus padres aún estén casados y quiero estar aquí contigo y con él en el momento de su nacimiento. Después de eso te daré de divorcio, bajo tus condiciones, confío en ti y estoy seguro de que harás lo mejor para nuestros hijos.―Está bien, Marcos, sé que también debemos esperar hasta terminar el proceso de adopción de Marianna y eso será en unos meses.―Por el momento me gustaría que esta decisión quedara entre nosotros, no tiene sentido escuchar meses de consejos que, aunque sean dados con buena intención no lograran cambiar tu deci
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Capítulo 39. Un escudo humano.
Anna vio salir a Marcos y a Rosi, estaba preocupada por su prima, había estado observándola y la vio intranquila, nerviosa, se estaba comportando de manera extraña. Rosi solo sufría migrañas cuando estaba muy estresada. ¿Sería su desmayo y la falta de sueño lo que provocó su dolor de cabeza? Esperaba que le recetaran sus analgésicos y algo para dormir.Un minuto después de que se marcharan la puerta de la habitación se abrió y una mujer vestida de enfermera entró. Las alarmas de Anna saltaron cuando se dio cuenta de que la mujer que acababa de entrar a su habitación era Casandra, la antigua amante de su esposo.La mujer lucía muy diferente, había teñido su cabello a un anodino color castaño oscuro y lo llevaba recogido en lo alto de la cabeza, usaba unos anteojos de pasta negra que ocultaban parte de cara. Su rostro que generalmente estaba exquisitamente maquillado lucía al natural, solo un ligero labial cubría sus labios Además de eso, había subido un poco de peso, algo impensable pa
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Capítulo 40. Por Siempre, Anna
Anna se giró hacia Pía y se abrazó llorando, no podía creer que Marcos se recuperaría, había tanta sangre en la cama, encima de ella que no podía dejar de pensar que lo perdería. ―Lo dejaremos esta noche en cuidados intensivos, pero mañana podrá pasar a una habitación ―continuó el médico. ―Dependiendo de su evolución le daremos el alta. ―¿Cuándo podremos verlo? ―preguntó Anna. ―En este momento está aún en recuperación, lo tendremos allí hasta que recupere totalmente la conciencia, puede pasar a verlo un momento solamente, después debe esperar a que lo traslademos a la unidad. Creo que es conveniente que regrese a su habitación después de verlo, señora Di Leone. Anna prometió marcharse a descansar después de verlo, una enfermera llegó con una silla de ruedas para llevarla a la sala de recuperación. Los ojos se le llenaron de lágrimas cuando lo vio conectado a varias máquinas que pitaban con sus signos vitales. Estaba muy pálido, tenía un vendaje en el pecho y otro en la cabeza, le h
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