UN ÁNGEL PARA LA BESTIA. Epílogo.
Ver a sus hijos dormir plácidamente, ir a reuniones del colegio del mayor de ellos o ir a mostrar el apoyo en competencias escolares, oír a su esposa hablarle de cosas simples como la compra de algo en el camino, solo por que le gustó o su trabajo en el laboratorio, como también sus reuniones con grupos, debido a su cargo de primera dama. Todas esas cosas eran el día a día Marcelo con su familia. Cotidiano y simple, pero único para él, quien no quiso perderse nada, pues el tiempo volaba y sus hijos ya contaban con seis semanas y para él seguían viéndose como el primer día. Siempre se verían así. A lado del otro, vió a ambos dormir, con sus pijamas y la mata de cabello castaño, mientras su pecho se movió con cada respiro. Era maravillosa la forma en que parecían disfrutar de eso y lo mejor del caso, era que luego de comer, era lo único que hacían, dándole así la oportunidad de verlos por más tiempo. __ Entonces la cena benéfica será en dos noches. Así no interfiere con tu videoconfe
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