46. CONFESIÓN
Observo, como Gaby se pone rojo, se levanta y rodea el buró, respira hondo sin dejar de mirarme, y sin previo aviso, comienza a hablar de una manera muy intensa, empezando en un tono bajo y grueso, para irse elevando con gran vehemencia, me mira, gesticula, se toca su pecho. Estoy mirando a un Gabriel, que no sabía que existía. Es un hombre desinhibido, que en estos momentos, está sacando todo lo que al parecer, tenía escondido en su pecho. Estoy muy sorprendida, al punto de retroceder, ante lo que él se saca del pecho, y me lo muestra. —¡Evelin Rossi D´Alessi, deja de decir que eres fea, eres hermosa y yo estoy perdidamente enamorado de ti! ¡No me importa que no me creas, pero yo no te voy a dejar nunca, eres mi mujer, la madre de mi hijo! ¡Así, que deja de sentirte la mujer más fea del mundo! ¡No lo eres! ¡Y aunque lo fueras, te amo, te amo Evelin, por ser quien eres! ¡Una mujer maravillosa, llena de compasión y que ahora mismo, ha arriesgado todo por éste desconocido que te est
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