32. MARIA ISABEL
Me quedo allí, en silencio, mientras las palabras de mi suegro resuenan en mis oídos. La emoción me embarga, y me doy cuenta de lo afortunado que soy. Después de haberme sentido tan solo en el mundo, ahora tengo a Evelin, mi esposa, y a su padre, que me ama como a un hijo.Recuerdo los días oscuros, cuando la tristeza y la soledad eran mis únicas compañeras. La muerte de mi padre había dejado un vacío en mi vida que parecía imposible de llenar. Me sentía como un barco a la deriva en un mar tempestuoso, sin rumbo ni esperanza.Pero entonces llegó Evelin. Con su sonrisa radiante y su espíritu indomable, iluminó mi mundo oscuro y me mostró que aún había belleza y amor en la vida. Me enamoré de ella, no solo por su belleza exterior, sino por su fortaleza interior y su bondad.Y ahora, el señor Rossi, me ha aceptado como a un hijo. A pesar de ser mi suegro, me trata con el mismo amor y respeto que tendría por su propio hijo. Siento las lágrimas pugnando por salir de mis ojos, pero no son l
Leer más