266. FELICIDAD ll
Mientras tanto, al despertarse, Maximiliano el Greco se encuentra solo, en bóxer, atado de pies y manos y acostado en una cama, con la boca tapada. A su lado, duerme una chica. Le parece estar soñando. ¡Es Fiorella! Sin embargo, la sensación de estar atado no le agrada en absoluto y comienza a forcejear para intentar soltarse, cuando oye una voz.—¡Deja de forcejear, gatito, y déjame dormir! —lo regaña ella—. ¡Acabo de llegar de la boda de mis primas! Esa voz no es la de Fiorella, se da cuenta Maximiliano y recuerda la voz de la chica llamada Coral, aquella que salvó a Fiorella. "Vaya, son idénticas", se dice a sí mismo, recordando haberla visto de niña. Pero no entiende qué quiere ella de él ahora que es adulta. Tras escucharla dormir, sentir cómo se le tiraba encima, lo abrazaba y lo baboseaba, ella abre sus hermosos ojos verdes, idénticos a los de Fiorella.—¿Te gusta lo que ves, gatito? Porque a mí sí me gusta lo que veo —dice mientras le acaricia por encima del bóxer—. Creo que
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