166. SALVADOS
El doctor Rossi quiso morirse cuando vio cómo a los chicos, los entraban corriendo ensangrentados al salón de operaciones, sin que él pudiera hacer nada. Después de varias horas de operación, finalmente sale el doctor Luigi.—¿Cómo están, Luigi? —pregunta Rossi en cuanto lo ve salir. Por lo alterado que estaba, no lo dejaron entrar al salón.—Salvatore tuvo suerte, el cuchillo pasó a un centímetro de su corazón, pero se va a recuperar. Es fuerte —explica de inmediato—. Aunque perdió mucha sangre, es muy saludable. No te asustes, Rossi, va a estar bien.—¡Oh Dios mío, gracias al cielo! ¡Pensé que iba a perder a mi hijo! —y se le escapa un sollozo que lo hace doblarse hacia delante tratando de contener las lágrimas. El doctor Luigi lo abraza fuertemente, hasta que siente que se separa.—¿Y el otro chico, Salvador? —pregunta Rossi.—El otro chico está más débil, Rossi, pero se va a recuperar. La herida no es mortal, una costilla la desvió. Es grande y le hizo perder mucha sangre, pero no
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