Los guardias trasladaron hasta el juzgado al hombre, más atrás los acompaña Esteban y Nancy. Todo estaba a punto de acabar y así sucedió.— Queda usted detenido por los cargos de violación en primer grado, tentativa de femicidio, maltrato psicológico, privación de la libertad en contra de su hija. Este tribunal no citará a otra audiencia teniendo las pruebas suficientes para acusarlo hoy mismo. ¡Declarado culpable!El hombre gritó con desesperación, suplicó clemencia a su hija, no aceptaba el hecho de que por su actuar ahora debe de pasar cuarenta años en la cárcel.— No soporto estar aquí, llévame a casa, por favor. —Pidió, dándole una última mirada a su padre, que llora a gritos pidiéndole perdón.— ¿Qué quieres hacer antes de que vayamos a casa? —Pregunta con la intención de que a ella se le olvide ese mal trago.— Desde hace unos días tengo deseos de comer algo muy rico, en realidad nunca lo he probado, pero me gustaría hacerlo.— Pequeña gruñona, te he dicho que cuando se te anto
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