Los amigos observaron un tanto sospechoso a Marco y le consultaron que se traía entre manos; han notado que algo no andaba bien porque uno de ellos propuso quedarse en el jardín toda la noche para hablar de cosas triviales; sin embargo, Marco se negó a la idea.—No es nada, bueno, en realidad estoy preocupado por un caso que me está costando mucho resolver en el bufete. —Mintió, pues no dirá que ha citado a la joven cocinera allí.—Olvídate, del trabajo. Estamos aquí para relajarnos. —Le insisten.—Es mejor que esta noche descansemos, mañana haremos actividades y entonces nos divertiremos. —Dicho eso, se levantó y fue a su habitación. Seguidamente, cada uno se retiró hasta que el jardín quedó vacío.—Qué bueno que logré despistarlos. —alardea, celebrando su victoria.A la hora acordada salió al jardín, más la chica nunca apareció, los minutos iban corriendo como una gacela, pero de ella no había rastro.—Ah, debí suponer que eres una pequeña testaruda y no vendrías. —dice para sí mism
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