Leonzio. La lluvia caía golpeando el cristal, el día estaba gris, como haciendo eco de la larga noche que habíamos pasado, aun así, para mí, era el mejor de los días, porque mi mujer estaba con vida.Deje de ver por el cristal, para tomar mi lugar como el mayor, el líder, o por lo menos lo seria mientras nuestra mujer se recupera, porque debo admitir que ella es la única que nos puede liderar, ella es la reina, pero ahora venia lo más difícil, debía convencer a todos de que se marchen a descansar y eso incluía al mellizo de Valentina, Donato Constantini al fin se había ganado mi confianza, demostrándome una vez más que ellos estaban criados con viejas leyes, normas que eran más justas que las que se establecen en el libro sagrado, pensar que esperaba que llegara apuntando con su arma a todos y culpándonos por el hecho de que su herm
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