—Mamá… ¡Los invitados están llegando! Un año después, la casa de los Miller estaba llena de risas y felicidad. Amelí, vestía un adorable vestido rosa, y sonreía cuando su hermano le hacía algunas muecas. Habían decorado el jardín de rosa, había enormes peluches, y algunas personas que eran cercanas a su familia. —¿Puedes creer que ha pasado un año desde que llegó a nuestras vidas? —Es increíble cómo el tiempo vuela —respondió Amelia, con una sonrisa—. Pero cada momento ha sido maravilloso… aunque no puedo negar que mucho más complicado… Maxi nunca requiero tanta atención, en cambio, esta chica, ella era un volcán… Ares sonrió y luego le extendió los brazos a Amelí, que apenas se giró y sonrió como si él fuese su héroe. —¡Feliz cumpleaños, princesa! —exclamó Ares, y fue hasta ella levantándola en los brazos, depositando un suave beso en la frente de Amelí. —Papá… Amelí me escogió a mí como la persona que abrirá sus regalos. Amelia se rio y todo salieron al jardín a saludar a los
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