Francis la tomó entre sus brazos y la abrazó. La joven se acurrucó y cerró los ojos para descansar. Kimberley tardó dos días en tomar la decisión que le había pedido Dustin de poder ver a los pequeños, pero cuando finalmente lo hizo se los comunicó a sus hijos y ellos se pusieron muy contentos de qué su tío Dustin estuviera sanando.A mitad de semana cuando regresaron del kinder, volvieron a preguntar.—¿Cuándo veremos al tío Dustin?—El viernes, aún faltan dos días.—¿Y por qué no podemos ir hoy?—Porque durante la semana ustedes tienen actividades, pero el viernes ya estarán libres.—¿Le podemos hacer dibujos cómo a papi Francis? —preguntó Misael.—Claro que sí, seguramente eso le guste.—¿Podemos ir por un dulce, mami? —consultó Siena.—Papi es quien está manejando, pregúntale a él.—¿Papi podemos? —inquirió la pequeña.—Por supuesto, podemos. Algo rico, para comer luego de la cena. ¿Qué dicen?—Sííí. —respondieron a dúo.—¿Qué les parece un pastel de chocolate y crema?—¡Oh, eso s
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