Santiago, que llega algo estresado a Rose Green, después de no haber dormido bien, por la preocupación que le generaba que la nueva colección fracasara. Toda la mañana se la pasa dando gritos, porque nada parecía gustarle. —Amor, tal vez deberías calmarte. Vamos a tu oficina, allí pediré que te lleven un té de valeriana. Debes controlar esos nervios. —Le dice Lorena, mientras están en el taller. Todos los empleados los ven, detallándolos, para confirmar si realmente tienen o no un romance, pues aunque no hay nada que lo confirme, las actitudes de ambos han hecho que se tengan sospechas, pero es un chisme que, desde hace algunos meses, ronda por los pasillos de la empresa y se mantiene a baja voz. Al entrar a la oficina, Lorena abraza fuertemente a Santiago. —No me gusta verte así. —Le dice y este se aferra a ella, aspirando su olor. —¡Lo siento! Es que, no sé qué me pasa. En estos últimos días, he estado algo estresado. ¡No lo sé!, es como si tuviera el presentimiento
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