JessicaEntré a mi oficina echando humo. Lana me estaba sacando de quicio cada vez más. Esa chica siempre había sido extraña, en realidad, no se llevaba con casi nadie en la oficina, si no la despedía era porque no me gustaba echar a nadie y, además, mientras cumplieran con su trabajo y no hubiera problemas, no tenía por qué prescindir de ningún colaborador, pero Lana se estaba pasando de la raya. Yo sabía que la escena que montó cuando llegó Thomas no fue inocente, ella quería conquistarlo, Rhonda también me lo había dicho, esa chica creía que dándole lástima lo conseguiría, pero él dejó claro ante todos que no estaba interesado en ella. Y me gustó. Sí, el hecho de que yo solo quisiera sexo con él no significaba que quisiera verlo tirándoselas a todas.Sonreí. Thomas, hasta el momento, era solo mío.―Jessica, el señor Lennox al teléfono ―me indicó Rhonda por el intercomunicador.Contesté de inmediato.―Rick, buenos días.―Buenos días, Jessica, ¿cómo estás?―Muy bien, gracias, ¿y uste
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