CASADA CON EL PERVERSO HERMANO DE MI EX. Capítulo 3
Emma tuvo que aguantar malas miradas, pedidos exigentes o absurdos, órdenes que debía cumplir a la velocidad de la luz de un hombre que le mostró que tener un trabajo fuera de su zona de confort no era tan agradable como creyó. Llegaba temprano y se iba tarde, informes que debía revisar, contratos que redactar y enviar. Mucho trabajo de parte de un hombre que pese a la buena paga que daba por ese trabajo en ese momento solo buscaba que ella renunciara, pero Emma se lo puso difícil. Tenía todo a tiempo, no se quejó, no le derramó nada encima, le daba privacidad en momentos donde lo necesitaba aún sin pedirlo como pasaba con otras y sobre todo, era muy eficiente y veloz. La juzgó mal. Lo aceptó, pero no desistió porque a ella no le podía decir un solo reproche ni le pudo encontrar un solo error. Nadie podía ser tan perfecta, se dijo. Pero esa chiquilla que media, metro y medio, que lo miraba con una sonrisa que borraba en cuanto se daba la vuelta, lo tenía hecho un lío. ¿Tanta pac
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