El contacto entre sus labios no fue como KC había imaginado. Al principio, una calidez la envolvió, pero pronto algo oscuro y frío se filtró en su mente. Su cuerpo se tensó, y una imagen invadió su consciencia sin aviso. Estaba en aquel oscuro bosque de nuevo. El aire denso y la luz, apagada por la ausencia de luna, teñían el ambiente de tonos sombríos. Alrededor de ella, los lobos la miraban con desprecio. En el centro, el Alfa, su tío, con ojos llenos de odio, la acusaba de haber asesinado a sus padres. KC intentaba defenderse, pero su voz no salía. Todo era una pesadilla. De repente, una figura en la distancia llamó su atención. Era una mujer imponente, con cabello carmesí y ojos rojos como la sangre: una vampira. No era parte de su manada, pero estaba allí, observando con una calma calculada, como si supiera lo que estaba a punto de ocurrir. Y entonces, el Alfa intentó arrebatarle la vida sin siquiera darle una oportunidad de defenderse. Antes de que pudiera procesar más, la vis
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