Capítulo 21.– Mamá, yo – menciona con dificultad tocándose la cara intentando calmar el dolor por el golpe que Amanda le había dado.– No tienes vergüenza, ni siquiera sabes qué decir, ese lugar te ha convertido en una cualquiera que pasa las noches fuera de su casa – espetó la mujer llena de rabia.La joven ya no podía más, el reclamo completamente injustificado por parte de su mamá fue la gota que derramó el vaso, así que intento salir corriendo hacia su habitación para no derrumbarse allí mismo, sin embargo no alcanzó a llegar a la puerta cuando su madre la jaló del cabello obligándole a mirarla.– A mí no me dejas hablando sola, estúpida, soy tu madre y me debes respeto, y aunque tú pagues los gastos de esta casa no vas a hacer lo que se te dé la gana – gruñó encolerizada.– Eres injusta, madre, si pasé la noche fuera de casa fue porque el coche del señor Anderson se descompuso, estábamos en un club fuera de la ciudad y no había cobertura, por eso no pude llamarte – explica con l
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