41. PROBLEMAS EN EL TRABAJO
Al otro día Sofía se vistió guiada por la señora Lucrecia muy hermosa, estaba decidida a conquistar a su jefe o eso creía, aunque no podía hacer que le dejaran de temblar las manos.—Hija deja de estremecerse así, toma el tilo que te hice y haz exactamente lo que te dije.—¿Está segura señora Lucrecia?—Sí, ahora cuando llegues vas directo y le plantas un beso profundo, luego le dices que será tuyo y que le prohibes andar con otras mujeres.—No…, no…, no sé si podré hacer eso, quizás…, quizás mejor le pido hablar.—¡Deja de tartamudear y por una vez hazme caso, tienes que besarlo e imponerte! Él te pidió varias veces que fueras suya según me dijiste, y lo rechazaste.—Sí, sí, sí…pero…—¡No hay peros Sofía, si lo amas debes hacer lo que te dije!—Veré si puedo —y así llegó decidida al trabajo, bueno…, temblando a su oficina, dejó el bolso en el despacho, se llenó de aire y justo cuando iba a entrar.—Hola patito feo, hoy no abochornas a tu jefe —escuchó una voz. Y Mía le pasó por del
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