159. YAVIER
El corazón de Sofía se apretó de pronto. Pese a que podían ser meros actores, la mirada de su padre parecía sincera; reflejaba el mismo amor que había sentido aquel día que la abrazó mientras lloraba tendida en el césped. Ese amor que ahora él expresaba con una profunda tristeza en su mirada.—Por favor, hija, solo dame la oportunidad de explicarte. Si después de conocer toda la verdad decides no volver a verme, lo aceptaré —Yavier continuó de rodillas, suplicando mientras sostenía su mirada—. No quiero nada de ti, nada, solo pido que me escuches y, si algún día es posible, que me permitas verte y conocer a mis nietos. Por favor, hija. Sofía sintió cómo el peso de años de incertidumbre comenzaba a desmoronarse ante la genuina muestra de vulnerabilidad de su padre. La brisa suave parecía llevarse consigo las palabras de Yavier, dispersándolas en el aire como si fueran semillas de diente de león, buscando terreno fértil en el corazón de Sofía. Ella se quedó en silencio, observando có
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