una hora más tarde, Lizandro y Adriano, se encontraban en el aeropuerto, padre e hijo se abrazaron, Lizandro, vió lo mal y destrozado que su único hijo estaba, todavía le costaba aceptar la situación que atravesaban — Calma, calma, todo va a estar bien, vamos, subamos ya al avión, no puedo esperar a llegar a ver a mi nieto, me duele tanto verte así, te ha llovido sobre mojado, primero tu esposa y ahora... — Lizandro, puso su mano en el hombro de Adriano, están ahí para él pero sabía que había nada que pudiera aminorar su dolor Mientras tanto, al hospital llegaban Emill y Joshua, Degél, los había llevado, ambos estaban heridos — Hola, buena, mi hermano y mi amigo necesitan atención médica — Degél, se acercó a pedir ayuda a la recepcionista — Por supuesto, por favor pasen por acá — Los tres chicos siguieron a la enfermera, pronto ya estaba siendo revisados — ¿Pero que pasa hoy? ya han llegado dos jóvenes demasiado heridos y ahora ustedes dos, ¿No me digan que son los riva
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