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SALVANDO AL JEFE (II)
¡SALVANDO AL JEFE! (II) April los siguió rápidamente y observo que esperaban el ascensor. La mujer de repente se puso de puntillas y lo abrazo, sus manos recorrieron con avidez sus hombros hasta sostener su nuca. Una luz despiadada brillo en sus ojos. ―Marcelo, ¿puedes decirme en que soy inferior a ese hombre? Los labios de April se apretaron con fuerza y sus manos se cerraron en puños, cuando estaba a punto de dar un paso, la expresión de Marcelo cambio y empujo a la mujer. ―¿Qué… qué me hiciste? Megan se burló ―Nada, únicamente quiero mi regalo de cumpleaños. Solo será esta vez y luego no nos volveremos a ver en el futuro. ―¿Qué… que le pusiste al vino? ―Marcelo comenzó a sentirse extraño. La mujer extendió una mano para acariciar su mejilla y Marcelo instintivamente quiso retroceder, pero su cuerpo se volvió muy pesado y su visión borrosa. Agarro el hombro de Megan y apretó los dientes antes de preguntar. ―¿Me drogaste? ―Todo va a estar bien osito. ―sonrió con malicia ― Ya
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UN JEFE CALENTURIENTO.
UN JEFE CALENTURIENTO ―Je… jefe, ¿se encuentra bien? Marcelo miró a la nerviosa April y sus pensamientos estaban un poco confusos, había algo inexplicable en su cuerpo que estaba estallando, quería controlarlo, pero no podía. Mientras tanto, ella quitó las cuerdas y trato de alejarse de él, pero Marcelo sostuvo su cintura con fuerza y sus ojos continuaron mirándola con un palpable deseo. ―Señor… ―April sostuvo sus manos cuando el intento ir más arriba ―La situación me obligo. Para salvarlo… tuve que decir todo esto, por favor no me despida. Con la lección aprendida en el pasado, ahora ella estaba profundamente preocupada por su futuro. Pero Marcelo, se negaba a dejarla ir y sus manos se deslizaron por la piel de sus muslos expuestos. ―Te… necesito… ―murmuro con voz ronca. La necesidad en su voz hizo estragos en el cuerpo de April y por primera vez se sintió tentada en descubrir el sexo. «¡Oh, Dios! ¿Por qué, porque a mí?» Bajo la mirada y se encontró con el apuesto rostro de su
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ENFRENTANDO AL JEFE.
ENFRENTANDO AL JEFE ―¡Señor! ¡Jefe! ―April lo remeció levemente, pero Marcelo seguía sin contestar. Sus manos estaban temblorosas y tenía el corazón en la garganta, llevando una culpa a cuestas, ¿Cómo podría soportar llevar una más? Sin embargo, se obligó a calmarse. ―Piensa April, piensa. ―de repente una idea vino a su cabeza y se inclinó hacia él lentamente, coloco su mano debajo de su nariz y se relajó cuando vio que respiraba. ―Gracias a dios. Dejo el jarrón a un lado y se dejó caer en la cama, mirando a su esposo falso medio desnudo y a punto de ser violado. Se sorprendió de todo lo que podía pasar en una noche, pero luego, las palabras que había dicho hace un momento se repitieron en su mente. «Te extraño mucho» April se cubrió el rostro con las manos y sus ojos se volvieron húmedos, todo parece indicar que él no la estaba viendo a ella, sino a alguien más. Se quedó en esa posición un largo rato, hasta que se calmó y luego fue él por el teléfono de Marcelo. Llamo a Layton,
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UN GAY, QUE NO PARECE GAY.
UN GAY, QUE NO PARECE GAY April se sorprendió por un momento y de repente, los sucesos de la noche anterior pasaron por su mente. «¿Un beso? Eso estaba lejos de ser un beso. Ahora que lo pienso todavía me duelen los labios» Su cuerpo reaccionó ante el recuerdo y busco controlarse, luego de unos segundos, parpadeó con ojos inocentes. ―¿Qué beso? No entiendo… ―No te hagas la tonta, April … ― Marcelo rodeo su cintura y la jalo hacia él sin dejar ningún espacio entre los dos. Después inclino los labios hacia su oído ― ¿O quieres que te haga recordar? April estaba estupefacta mirando el rostro de Marcelo muy cerca del de ella, tan cercas que sus respiraciones se mezclaban, la atmósfera en la oficina cambio de tensa a ambigua en un segundo y sus labios ahora estaban muy cerca del otro. Al igual que sus corazones que latían en consonancia y con ferocidad. April se retiró inconscientemente, pero su cuerpo estaba sujetado por él. «¿Qué… que va a hacer…? ¡Este gay no parece gay!» Para ev
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UN JEFE CELOSO.
UN JEFE CELOSO Al medio día, April fue a la cafetería de la empresa. Tan pronto como se sentó, una rosa apareció frente a ella, quiso girarse y ver, pero la rosa seguía sus movimientos. Justo cuando estaba a punto de ponerse de pie, alguien le agarro la muñeca y le puso la rosa en la mano. ―Es solo una flor para ti, ¿Por qué la rechazas? April levanto la mirada y se encontró con la cara sonriente de Owens, quiso retirar la mano, pero él no se lo permitió. Todos los empleados de la empresa comenzaron a murmurar a sus espaldas y April únicamente quería escapar de allí. Podía imaginar la ola de chismes. Sin embargo, Owens no planeaba darse por vencido, la miro con una sonrisa y le pregunto. ―¿Cuándo aceptarás cenar conmigo? April dejo la rosa sobre la mesa y le dio una mirada de complicación, a pesar de que no quería hacer alarde de su relación con Marcelo, considero que Owens necesitaba saberlo. ―Lo lamento, yo… ―apretó los labios ―… yo no puedo aceptar tu invitación. ―¿Por qué?
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UN JEFE CELOSO (II)
UN JEFE CELOSO (II) ―Yo… no puedo divorciarme. ―¿Por qué acabas de decir que no lo amas? ―Sí, pero hay un contrato de por medio ―ella murmuró por lo bajo ―Hay cláusulas que debo cumplir. Además, ya Marcelo pago los gastos de mi abuela y el banco, se lo debo. Owen se dio la vuelta y maldijo por lo bajo y sus ojos se llenaron de un brillo feroz. «Tenías que asegurarte de que ella no te dejara, ¿verdad? ¡Eres muy inteligente Marcelo, muy, muy inteligente!» Volvió a mirar a April con calma y tomo asiento delante de ella. ―¿Estás segura? Conozco un buen abogado, de todas maneras… ―Él no me obligo, si es lo que piensas. Yo, firme porque quise, acepté el trato, eso es todo. No debes preocuparte por mí, no voy a enamorarme de él, fue la primera cláusula que puso. Así que… ―Es natural que lo haga, él y Layton han tenido una relación demasiado tiempo. ―¿Cómo lo sabes? Y, ¿no se supone que son amigos? ¿Por qué lo estás echando de cabeza? ―April pregunto con cautela. Owens sonrió y to
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UN JEFE CELOSO (III)
UN JEFE CELOSO (III) Los ojos de Vivían se llenaron de tristeza y sus labios temblaron por el dolor que la estaba destruyendo por dentro. Camino unos pasos y se detuvo delante de él. ―Sabes que eso nunca me ha importado Marcelo, lo único que quiero eres tú, no de dónde vienes. Él se conmovió por sus palabras y por un momento, deseo con todo su corazón poder corresponderle. Deseo poder corresponder a todas esas mujeres que de alguna forma u otra lo habían amado, pero no podía, su cuerpo no soportaría estar cerca de una mujer, la única que había podido acercársele, era April. ―Vivían… ―Marcelo suspiro y se apretó el puente de la nariz con cansancio ―Creo que deberías irte, no conoces Chicago y no es bueno que estés tomando taxis sola. Ella se secó las lágrimas y asintió. ―Veo que mis sentimientos no son nada para ti, ¿verdad? Vivían, era la hija menor de su tío Ovidio, quien nunca lo había soportado y siempre lo había considerado un extraño. Con los rumores de que era gay y todas
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UN MARIDO CELOSO.
UN MARIDO CELOSO ―Gracias por traerlo aquí ―April dijo con timidez. Después de que el gatito fuera revisado y tratado, el médico veterinario se ofreció a conseguirle un hogar, eso la tranquilizo y se marchó en paz. ―No te preocupes, aunque… ―Owens tomo una de sus manos y la acaricio tiernamente ―Creo que me merezco una segunda cena. ―¡¿Qué?! No… no, no creo que … ―April. ―el alzo su barbilla e hizo que lo mirara, por un momento se perdió en el azul de sus ojos ―¿Estás enamorada de Marcelo? Su pregunta la puso nerviosa y abrió y cerro los labios sin saber qué decir. ¿Por qué le había hecho la pregunta de nuevo? ―Ya te dije que… que no. Él y yo… ―Entonces, no hay problema que salgas conmigo. Él es gay y no es como si se pusiera celoso. Ella recordó lo que Marcelo le había dicho el día que firmó el contrato. «Puedes tener los amantes que quieras, solo sé discreta y no dañes mi reputación» ―Sí, pero… aun así, soy su esposa, Owens. Yo no podría tener una relación contigo, estand
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EL CUMPLEAÑOS DE LA ABUELA.
EL CUMPLEAÑOS DE LA ABUELA. Al día siguiente, ninguno de los dos fue a la empresa, cuando April estaba preparándose, Marcelo ya estaba vestido con ropa informal, llevaba jeans y camiseta, que para su mala suerte resaltaba sus trabajados brazos y su definido abdomen. Ella se perdió en sus propias fantasías y recobro el sentido cuando él se aclaró la garganta. ―¿Estás lista? ―Sí, pero ¿A dónde vamos? ―ella no podía quitarle los ojos de encima y esto emociono secretamente a Marcelo. ―¿Me veo bien? Ella entendió de que estaba siendo demasiado evidente y bajo la cabeza avergonzada. ―Responde ―insistió él ―¿Te gusta lo que ves? ―Sí, se ve… bien. ―Genial ―sonrió y agarro las llaves del auto ―Pasaremos el día juntos, hoy es la fiesta de cumpleaños de mi abuela y es la oportunidad perfecta para que conozcas a mi familia. ―¿Hoy? ―ella se puso nerviosa, aunque en el contrato decía que era parte del acuerdo, no olvidaba la clara advertencia de Vivían el día anterior. ―Sí, pero no te p
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NO ERES UN MANCINI.
NO ERES UN MANCINIApril aspiro profundo y se preguntó si él estaría satisfecho con ella, o al menos le importaría. Por un momento le divirtió las palabras de la mujer, si supiera la verdadera inclinación de Marcelo, seguramente no se hubiera esforzado tanto.Él estaba leyendo una revista cuando escucho los pasos y levanto la cabeza. Su corazón se detuvo por un segundo y sus ojos no podían apartarse de la chica que estaba delante de él. Si la primera vez lo había dejado sin palabras, esta vez, lo dejo sin cordura. Era la mujer más hermosa que había visto en toda su vida. Y él había visto muchas, pero ninguna lo trastoco como lo estaba haciendo April en ese momento.―Te lo dije ―susurro la mujer detrás de April con una sonrisa. Y ella sonrió levemente, mientras su corazón latía emocionado, por alguna razón quería gustarle.Marcelo siguió mirándola y se puso de pie lentamente, camino hacia ella y se detuvo.―¿Verdad que está impactante? ―pregunto Malena.―Sí, esta noche tendré que vigila
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