Ximena sintió un cálido destello en su corazón y tomó la sopa, diciendo: —Renata, gracias.Renata se rascó la cabeza, sonriendo tímidamente mientras se sentaba, —estar bajo la lluvia no es bueno, y un resfriado es aún peor. Sé que las inyecciones duelen mucho, así que no quiero que te enfermes.Ximena levantó la cuchara, —entiendo. Pero Renata, Alejandro también se mojó bajo la lluvia y ahora está en el hospital. ¿Quieres ir a verlo?Al mencionar a Alejandro, Renata se quedó momentáneamente atónita. Después de reaccionar, dijo: —¿Mi hijo? Está bien, los hombres son fuertes, son las mujeres las que deben ser cuidadas.Al escuchar las palabras de Renata, Ximena no pudo evitar sentirse conmovida. La mentalidad de Renata podría aún estar en la época en que Alejandro era un niño.Ximena tomó un sorbo de sopa, sintiendo cómo el calor se extendía desde su garganta hasta su estómago, relajando su tenso cuerpo. Renata la observó durante todo el tiempo que Ximena estuvo bebiendo.—Sería geni
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