Capítulo341
El corazón de Ximena se apretó de repente, se sentó rápidamente y gritó nerviosa:

—¡Alejandro?

Alejandro movió ligeramente las cejas fruncidas.

Viendo que aún estaba consciente, Ximena lo llamó rápidamente dos veces más,

—¡Alejandro? ¿Puedes oírme? ¡Respóndeme!

Alejandro movió los dedos unas cuantas veces y con dificultad abrió los ojos.

Al ver que Ximena estaba a salvo, la preocupación en sus ojos gradualmente desapareció.

—Deja de llamarme, no estoy muerto...

Al escuchar la respuesta, las lágrimas de Ximena cayeron sin control, y preguntó con voz entrecortada:

—¿No te dije que no vinieras? ¿Por qué no me escuchaste?

Alejandro, con una sonrisa amarga, con voz baja y ronca, respondió:

—No puedo soportar verte desaparecer frente a mí por segunda vez...

Ximena se quedó atónita, su corazón se detuvo por un momento ante esas palabras.

Cuando volvió en sí, limpió las lágrimas de su rostro y extendió la mano para ayudar a Alejandro. —Primero siéntate, veo si hay otras heridas.

Alejandro
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