Sin esperar la respuesta de Ximena, Liliana corrió rápidamente hacia la escalera y se plantó en el camino de los policías. Su carita redonda estaba enrojecida por la ira mientras preguntaba: —¿Por qué quieren llevarse a mi mamá, oficiales?No solo Liliana, Nicolás y Leo también se acercaron a los policías, todos mirando desafiante. Nicolás habló con frialdad: —No tienen motivo para llevarse a alguien sin razón.Leo se expresó con aún más frialdad: —Sí, razón.Los niños, que no sabían lo que estaba pasando, se unieron para proteger a su madre, preocupados de que fuera arrestada. Mientras tanto, Samuel y Ximena mantuvieron la calma.Intercambiaron miradas y trabajaron juntos. Samuel se acercó a los niños para tranquilizarlos, mientras que Ximena, con calma, bajó las escaleras. Frente a los policías, preguntó: —Estoy dispuesta a ir con ustedes, pero me gustaría saber por qué estoy siendo acusada.Uno de los policías respondió: —Hemos recibido una denuncia que sugiere que podrías ser una a
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