Entramos a casa y tanto Eugene como yo, estamos sorprendidos. Sabía que mi hijo no era un niño que juega normalmente con cosas de su edad. Aunque, para ser sincero, nunca lo he visto jugando con autos, si no que, los coleccionaba en sus cajas, como toda una persona grande que quería tener en perfecto estado todo.Pero ahora, no era la sorpresa de un niño aprendiendo a caminar a los seis meses y detestando que lo levanten cuando se caía, mucho menos el bebé que tiraba el chupete porque no le gustaba o el niño que dejó el pañal al año porque era ‘vergonzoso’.Ahora, nos había sorprendido mucho. Ni siquiera cuando me dijo la definición de vergüenza, me sorprendí tanto como ahora y a Eugene le pasa lo mismo. Esto fue algo que nos ha dejado aturdidos. — Ariana, ve a tu habitación, te gusta dormir mucho y mañana tenemos clase. — Dice Al
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