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Todos los capítulos de La ex del alfa millonario: Capítulo 61 - Capítulo 70
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Capítulo 61: Reconcilio y confesiones
Entramos a casa y tanto Eugene como yo, estamos sorprendidos. Sabía que mi hijo no era un niño que juega normalmente con cosas de su edad. Aunque, para ser sincero, nunca lo he visto jugando con autos, si no que, los coleccionaba en sus cajas, como toda una persona grande que quería tener en perfecto estado todo.Pero ahora, no era la sorpresa de un niño aprendiendo a caminar a los seis meses y detestando que lo levanten cuando se caía, mucho menos el bebé que tiraba el chupete porque no le gustaba o el niño que dejó el pañal al año porque era ‘vergonzoso’.Ahora, nos había sorprendido mucho. Ni siquiera cuando me dijo la definición de vergüenza, me sorprendí tanto como ahora y a Eugene le pasa lo mismo. Esto fue algo que nos ha dejado aturdidos. — Ariana, ve a tu habitación, te gusta dormir mucho y mañana tenemos clase. — Dice Al
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Capítulo 62: Sociedad laboral
Al día siguientePoco era lo que había podido dormir, después de una noche de enfrentamientos y confesiones. Pero, debía ser responsable y trabajar desde hoy. Por ello, me levanté y ayudé a preparar a los chicos. Bueno, a supervisar que lo hagan bien y los llevé a su escuela, mientras muchas cosas pasan por mi mente. Aunque sabía que iba a tener que enfrentar a Helmut, sigue preocupándome su reacción. Sigue siendo la persona violenta que claramente no sabe controlarse.Es aquí cuando me pregunto: ¿fue buena idea regresar? — Mamá, los viajes interestelares, son costosos. Deja de viajar tanto o podría sobregirarse la tarjeta este mes — dice Ariana y yo salgo de mis pensamientos sorprendida por como mi hija me hace reaccionar. — ¿Por qué siento que cambiaron a mis hijos cuando nacieron? No los entiendo ni un poco mu
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Capítulo 63: Marcar limites
Pero, era evidente que no iba a dejarme ir tan fácil. Su mano firme en mi brazo me lo decía. Por lo que, retrocedí apenas su olor a madera y ámbar, que me hace recordar al cedro que había en la entrada de su casa. El olor penetrante me trae muchos recuerdos, en su mayoría dolorosos. Por lo que, me aparto rápidamente de él, sintiendo como su toque me ha lastimado lo más profundo de mi mente. — No quiero que hagas esto. Sé que a ti nadie te manda. Pero, por favor, no vengas a arruinar mi vida por segunda vez. No quiero que mis hijos tengan que verme recoger las ruinas que dejas de mí — digo con frialdad.  — Aitana… —  — Vine aquí porque quería que los niños te conocieran. En especial, Ariana —  — Entonces, la niña se llama Ariana — susurra sentándose e
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Capítulo 64: Discutir
Con indicaciones, llego hasta la cafetería donde los tres chicos con los que había trabajado, levantan su mano para que pueda encontrarlos. La cafetería es ruidosa, pero, apenas llegó, todo queda en silencio y las miradas se fijan en mí. — Es malo marcharse sin su compañero de almuerzo — dice Helmut y yo descubro que sus miradas se centran en el hombre a mi lado. — Pensé que tenías un almuerzo en un restaurante importante — digo y él suspira profundo. — Solo quiero comer contigo. Incluso si quieres comer en medio de la carretera, te seguiré — dice Helmut sonriéndome y yo suspiro profundo y camino hacia los chicos que claramente se ven incomodos al estar Helmut con nosotros. — No pensé que vendría, señor — dice uno de los chicos — ¿Por qué no lo creías posible
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Capítulo 65: Conversación entre madre e hijo
Por fortuna, Helmut logra controlarse y solo se limita a asentir y alejarse en una silla donde sin duda, pelea consigo mismo para controlar su enojo. Al estar allí, me siento incómoda, pero, me esfuerzo en no notar que está allí y trabajar. — ¿Cómo se llama mi hijo? — pregunta y yo respiro profundo. — Albert. —  — Aitana, Ariana y Albert — susurra Helmut suavizando su voz. — Sí, así se llaman mis hijos — murmuro. — ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? —  — Fui a buscarte después de verte con esa mujer y dije que te daba mi última oportunidad. Quería que mis hijos tuvieran a sus padres juntos, pero, ¿Cuál fue tu respuesta cuando te dije de tener hijos? Me dijiste qué harías que los abortara —  &m
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Capítulo 66: Cita en un restaurante
Una semana despuésHelmut no había aparecido más desde el día que le di las grabaciones y eso, era bueno para mí. Tuve una semana fructífera en mi trabajo y mis hijos habían vuelto a la normalidad. Ya no había amenazas ni palabras hostiles.Por lo que, todo se había calmado hasta que recibía un sobre por parte de Dyder. Suspiro profundo y me pregunto si Helmut es inmortal y por eso, sigue enviando mensajes de la forma en que eran enviados hace más de un siglo.  — ¿Acaso Helmut no sabe que es un celular? — pregunto y Dyder sonríe. — Sabe usarlo. Pero, sigue pensando que las cosas importantes deben ser entregadas de una forma más formal — dice Dyder y yo suspiro profundo. — Solo es una cena — me limito a decir y Dyder me sonríe. — El señor no lo ve así. quiere recupera
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Capítulo 67: Dos alfas
No tenía idea de que era lo que tenía planeado Helmut y verlo siendo amable incluso conmigo, me preocupaba. La última vez que lo fue, terminé embarazada. Por lo que, debo ser cuidadosa. — ¿Qué pretendes? Necesito saber qué es lo que tienes planeado hacer para prepararme — digo mirándolo fijamente. — Lo siento mucho. Lamento tanto que tengas que ser tan precavida conmigo por el daño que te he hecho — dice Helmut y yo dudo de su disculpa. Helmut es alguien violento, más cuando no obtiene lo que quiere, por lo que, debo tomar con cuidado todo lo que dice y hace. Pueda que me esté distrayendo para alejarme de mis hijos.Las alarmas se encendieron en mi mente y caminé hacia mis hijos, fue allí cuando alguien me abraza desde mi espalda, asustándome.  — Gracias, Aitana. Gracias por tenerme presente en cada cosa
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Capítulo 68: Casas para sus hijos
Ariana se queja de su padre por haber perdido por su intervención y exige la revancha a Albert que inteligentemente rechaza, porque sabe que va a perder. Por lo que, Helmut carga a su hija en su pierna y le da saltos para que ella se divierta, aunque eso escasamente le agrada. — Papá, solo podré estar contenta cuando tu hijo acepte que no ganó limpiamente — dice Ariana y Helmut abre sus ojos al igual que yo.‘Le ha dicho padre. Ariana lo ha llamado padre.’ Me digo mentalmente. — Me ha llamado padre — susurra Helmut emitir algún sonido. Asiento sorprendida y Ariana se baja de las piernas de su padre, para subir a las mías cruzándose de brazos, mientras comienza a quejarse de haber perdido. Por lo que, la entretengo comiendo con ella. Es así, como cenamos mientras Albert, habla con su padre de finanzas, mientras corta la carne de su hermana, caus
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Capítulo 69: Desear hacerme feliz
Los niños se ven felices, tan felices que dudo que esta noche duerman y ello no me resulta agradable. Ariana emocionada es desgastante y si a eso se suma Albert, pobre de mí. Por lo que, miro fijamente a Helmut, el causante de esto. — ¿Qué te hizo pensar en todo esto? — pregunto sorprendida mientras veo a los niños jugar con los accesorios en la caja. — Analicé cada cosa que le gustaba a los niños y supe que no podía tener todo eso en una habitación. En vista que tienen gustos distintos, preferí hacer una casa para cada uno. Así, Ariana no se quejaría si su hermano toma una de sus cosas y Albert, no se molestaría si su hermana invade su espacio personal.>> Además, mandé a investigar que hacían en China y supe que Ariana es muy buena con los números y los idiomas. Así que, además de que todo sea como u
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Capítulo 70: Dudar de su paternidad
Era evidente lo que quería, por lo que, para no caer en su juego, me acerco a los niños y les hablo directamente sin importar que sea grosera con el hombre que se esfuerza por ser un buen anfitrión. — Niños, ya es tarde. Debemos irnos a casa y prepararnos para las obligaciones de mañana. Así que, dejen esas cosas en su lugar y vayámonos — digo y los dos se quejan mirándome suplicante. — Este lugar es magnífico, deberíamos quedarnos un poco más —  — Si quieren, pueden quedarse esta noche en la casa principal. Estoy seguro de que mañana bajo la luz del sol y con todo lo que adelanten en el trabajo esta noche, se verá más increíble. — Dice Helmut emocionando a los niños y yo niego. — No, claro que no. — Digo de inmediato. — Nunca hemos estado durmiendo fuera de ca
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