Por fortuna, Helmut logra controlarse y solo se limita a asentir y alejarse en una silla donde sin duda, pelea consigo mismo para controlar su enojo. Al estar allí, me siento incómoda, pero, me esfuerzo en no notar que está allí y trabajar.
— ¿Cómo se llama mi hijo? — pregunta y yo respiro profundo. — Albert. — — Aitana, Ariana y Albert — susurra Helmut suavizando su voz. — Sí, así se llaman mis hijos — murmuro. — ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? — — Fui a buscarte después de verte con esa mujer y dije que te daba mi última oportunidad. Quería que mis hijos tuvieran a sus padres juntos, pero, ¿Cuál fue tu respuesta cuando te dije de tener hijos? Me dijiste qué harías que los abortara — &mUna semana despuésHelmut no había aparecido más desde el día que le di las grabaciones y eso, era bueno para mí. Tuve una semana fructífera en mi trabajo y mis hijos habían vuelto a la normalidad. Ya no había amenazas ni palabras hostiles.Por lo que, todo se había calmado hasta que recibía un sobre por parte de Dyder. Suspiro profundo y me pregunto si Helmut es inmortal y por eso, sigue enviando mensajes de la forma en que eran enviados hace más de un siglo.— ¿Acaso Helmut no sabe que es un celular? — pregunto y Dyder sonríe.— Sabe usarlo. Pero, sigue pensando que las cosas importantes deben ser entregadas de una forma más formal — dice Dyder y yo suspiro profundo.— Solo es una cena — me limito a decir y Dyder me sonríe.— El señor no lo ve así. quiere recupera
No tenía idea de que era lo que tenía planeado Helmut y verlo siendo amable incluso conmigo, me preocupaba. La última vez que lo fue, terminé embarazada. Por lo que, debo ser cuidadosa.— ¿Qué pretendes? Necesito saber qué es lo que tienes planeado hacer para prepararme — digo mirándolo fijamente.— Lo siento mucho. Lamento tanto que tengas que ser tan precavida conmigo por el daño que te he hecho — dice Helmut y yo dudo de su disculpa.Helmut es alguien violento, más cuando no obtiene lo que quiere, por lo que, debo tomar con cuidado todo lo que dice y hace. Pueda que me esté distrayendo para alejarme de mis hijos.Las alarmas se encendieron en mi mente y caminé hacia mis hijos, fue allí cuando alguien me abraza desde mi espalda, asustándome.— Gracias, Aitana. Gracias por tenerme presente en cada cosa
Ariana se queja de su padre por haber perdido por su intervención y exige la revancha a Albert que inteligentemente rechaza, porque sabe que va a perder. Por lo que, Helmut carga a su hija en su pierna y le da saltos para que ella se divierta, aunque eso escasamente le agrada.— Papá, solo podré estar contenta cuando tu hijo acepte que no ganó limpiamente — dice Ariana y Helmut abre sus ojos al igual que yo.‘Le ha dicho padre. Ariana lo ha llamado padre.’ Me digo mentalmente.— Me ha llamado padre — susurra Helmut emitir algún sonido.Asiento sorprendida y Ariana se baja de las piernas de su padre, para subir a las mías cruzándose de brazos, mientras comienza a quejarse de haber perdido. Por lo que, la entretengo comiendo con ella.Es así, como cenamos mientras Albert, habla con su padre de finanzas, mientras corta la carne de su hermana, caus
Los niños se ven felices, tan felices que dudo que esta noche duerman y ello no me resulta agradable. Ariana emocionada es desgastante y si a eso se suma Albert, pobre de mí. Por lo que, miro fijamente a Helmut, el causante de esto.— ¿Qué te hizo pensar en todo esto? — pregunto sorprendida mientras veo a los niños jugar con los accesorios en la caja.— Analicé cada cosa que le gustaba a los niños y supe que no podía tener todo eso en una habitación. En vista que tienen gustos distintos, preferí hacer una casa para cada uno. Así, Ariana no se quejaría si su hermano toma una de sus cosas y Albert, no se molestaría si su hermana invade su espacio personal.>> Además, mandé a investigar que hacían en China y supe que Ariana es muy buena con los números y los idiomas. Así que, además de que todo sea como u
Era evidente lo que quería, por lo que, para no caer en su juego, me acerco a los niños y les hablo directamente sin importar que sea grosera con el hombre que se esfuerza por ser un buen anfitrión.— Niños, ya es tarde. Debemos irnos a casa y prepararnos para las obligaciones de mañana. Así que, dejen esas cosas en su lugar y vayámonos — digo y los dos se quejan mirándome suplicante.— Este lugar es magnífico, deberíamos quedarnos un poco más —— Si quieren, pueden quedarse esta noche en la casa principal. Estoy seguro de que mañana bajo la luz del sol y con todo lo que adelanten en el trabajo esta noche, se verá más increíble. — Dice Helmut emocionando a los niños y yo niego.— No, claro que no. — Digo de inmediato.— Nunca hemos estado durmiendo fuera de ca
Narrador omnipresenteHelmut podía escuchar la pregunta que sin pensar había dicho y la respuesta de Aitana, como también, recordaba la mirada cargada de dolor de Aitana. Nuevamente, la había lastimado como en el pasado.Y esta vez, no había una maldición a la que culpar. Había cometido un grave error, lo sabía. Porque ella lo había mirado de la misma forma como lo hizo años atrás cuando firmó el divorcio y desapareció de su vida.Sabía que era capaz de cumplir su promesa de no volver a aparecer en su vida, porque los años que habían pasado buscándola, era un claro ejemplo de cuan buena era escondiéndose del hombre que solo sabe dañarla.— Rayos… — se limita a decir al saber el grave error que había cometido.— Señor, ¿fue un error de mi parte aparecer? — pregunta
Eugene no sabía cómo ayudar a Aitana. Durante estos años, habían crecido sentimientos por ella, que eran más que solo un chico hacia su salvadora, pero, no se había atrevido a decirle algo al respecto, porque veía que había problemas no resueltos de su anterior relación.Unos que le impedían empezar una nueva con él o alguien más. Porque, aun estando en continentes distintos, ella seguía aferrada a un pasado que no le dejaba avanzar. Uno que le impedía tener nuevas experiencias y como ahora, sufrir por quien le había causado daño en el pasado.— Aitana, ¿quieres seguir cómo vas? — pregunta Eugene sentándose al lado de ella.— ¿A qué te refieres exactamente? — pregunta Aitana abrumada por lo que sucede.— En el pasado huiste de él, porque te había amenazado c
Helmut sabía que las palabras que Aitana decían, no era algo fingido. La oportunidad de estar con ella, se habían cerrados por un ataque de celos que no supo controlar y aunque le dolían sus palabras, era un mecanismo de defensa que debía respetar.— Lo entiendo. Sé que merezco incluso que me saques a patadas de aquí por lo que te dije sin pensar —— No hay cosa más dolorosa que un padre niegue a sus propios hijos. Helmut, antes de venir aquí, nosotros no estábamos pasando por algún momento difícil. Vivíamos bien, estábamos bien sin ti. Si vine aquí es porque sentí que los niños debían conocerte.>> Crecí con el amor de mis padres y sé cuánto duele no tenerlos en el mundo. Por eso, no quería que mis hijos vivieran sin conocer a su padre. Pero, si solo vas a estar para que ell