Todos los capítulos de Nuestro Acuerdo Perfecto (Un Acuerdo de Paz): Capítulo 41 - Capítulo 44
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Capítulo 41. No hay tiempo
—¿Estás seguro? —Erik se acercó más a su padre y lo tomó por los hombros. —No le había dicho esto antes porque necesitaba más información; descubrimos movimientos sospechosos en el sur, alguien está tramando algo, puede que esto tenga que ver con Soren y he enviado a averiguar. Pero necesito a mi hermano primero, antes de tomar una decisión. Melker creyó que su hijo se rehusaba solo por no alejarse de su esposa, pero ahora podía ver que tenía razón, no podía irse con todo su ejército y dejar a Besian desprotegido; aun en medio del caos, estaba pensando en su pueblo. —Está bien —su padre también lo tomó de sus hombros—, cuida de mi nieto y su madre. —Gracias, padre. —Cuando el rey se marchó, Einar entró a la sala, no había podido hablar con el príncipe, porque no se había separado de Hedda, entonces el general aprovechó para darle su informe. —Lo encontraste —dijo Erik tomando aquel sello en forma de anillo. —Sí —contestó el general, orgulloso de sí mismo—. Al parecer, el príncip
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Capítulo 42. Hermanos
Hace dos días que su esposo se había marchado. El día estaba un poco gris; aun así, quiso caminar por el jardín, mientras leía su carta. Ahora que estaba al tanto de la situación y la muerte de sus tíos, no solo le preocupaba la seguridad de Erik y su pueblo, sino el caos que podría estar en su reino sin ninguno de los príncipes que debían heredar el trono de su familia y, peor aún, con su abuelo enfermo. Debido a la situación de guerra en Hedal, no pudieron asistir al funeral de los príncipes Hedalis y tampoco podía estar con su abuelo hasta que la guerra terminara. Aquel acuerdo de paz, sellado con su matrimonio, había sido lo mejor que le había pasado, no solo para ella, sino para todo su pueblo también, el apoyo de Besian era la mayor esperanza para Hedal. Por otro lado, Raner ansiaba estar recuperado y así unirse a la batalla junto a su hermano. Erik no le había permitido participar en nada hasta que estuviera totalmente recuperado, y mientras eso sucedía, aprovechó para hablar
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Capítulo 43. Legítimo rey
Reino de Hedal. —General Frans. —Príncipe Gerd —Ambos hombres se saludaron—. ¿Dónde está el príncipe Erik? —cuestionó. Según la carta que recibió del rey Melker, él enviaría a su hijo con su ejército para apoyarlos en la batalla contra Slarin. —Su ejército está detrás de nosotros —mintió por supuesto. Si al general Frans le pareció algo extraño, no lo demostró. Al final, ya tenía lo que necesitaban y eso era el apoyo de Besian—. Ahora vayamos a hablar con ellos y a ofrecerle que se rindan —Sugirió Gerd, su intención era hacerles saber que el ejército de Besian estaba ahí. Usó una de las armaduras de Erik y ocultó su rostro. Después de que Gerd les dijera amablemente que se rindieran, el general que dirigía a los soldados de Slarin no dijo ni una palabra, dio la vuelta y se marchó a su campamento. Una vez que supo que el príncipe Erik se había sumado a la batalla, envió un mensaje a su rey, este le había ordenado que se mostrara cada día con intenciones de atacar, pero sin hacerlo
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Capítulo 44. Tenemos un acuerdo
Algunos días después. Hedda corrió a sus brazos apenas lo vio llegar. —Cuidado, bella, puedes lastimarte. —Sé que no dejarías que eso suceda. —Tienes razón. —Erik la había atrapado en sus brazos sin que tocara el suelo mientras la besaba y por supuesto que nunca volvería a permitir que algo le hiciera daño, ni siquiera él. Todo el tiempo ella se había mantenido en calma mientras esperaba por él. En parte, era su confianza en su esposo y, también sabía que su padre le daba algún té que la hacía estar tranquila. Erik volvió a colocarla en el suelo, se inclinó hacia delante y colocando una rodilla en el suelo acarició su vientre, luego depositó un beso— ¿Cómo se ha comportado nuestro hijo? —preguntó. —No me ha dado muchos problemas. —Me da gusto saberlo. Es hora de volver a casa, mi bella de ojos grises —dijo antes de volver a besar sus labios—. Te amo. —Y yo a ti. Había muchas cosas por hacer, y unas de ellas eran las bodas de sus amigas. Primero, la de su querida Nilsa, la cual
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