Al regresar a la oficina, Valeria sintió una mezcla de emociones. Su vuelta no solo era un regreso físico al lugar que había aprendido a llamar hogar, sino también un renacimiento emocional. Con cada paso que daba junto a Daniel, sentía cómo las heridas del pasado comenzaban a cicatrizar, y algo nuevo y prometedor surgía entre ellos. Daniel no solo se había convertido en un apoyo invaluable durante su recuperación, sino también en un pilar en el que podía confiar, tanto profesional como personalmente.Mientras caminaban hacia sus respectivas oficinas, ambos intercambiaban miradas y sonrisas cómplices, aquellas que solo compartían quienes habían atravesado juntos las tormentas y ahora se encontraban en un remanso de paz.—Gracias por el desayuno, me pondré a trabajar, dime si necesitas algo que revise, o alguna sugerencia yo con gusto lo hago, con tal que tus padres no me maten, Daniel. Realmente lo necesitaba," dijo Valeria, deteniéndose en la puerta de su oficina.—El placer fue mío,
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