Después de la mañana en que decidieron dejar el pasado atrás, Alex y Rebecca continuaron disfrutando plenamente de sus días, apoyándose mutuamente de manera incondicional. Algunos días después, Alex finalmente cedió a las insistentes invitaciones de sus hermanas y, acompañado por su familia, se unió al grupo de amigos. Al llegar a la casa de Camila y Saulo, fueron conducidos a la elegante sala de comedor, donde todos estaban reunidos, envueltos en animadas conversaciones.– En fin, decidieron aceptar mi invitación. – Afirma Camila, observándolos con una sonrisa significativa.– Papá, puede hablar, papá puede hablar. – Ecoan los gemelos, sujetando las manos de los padres, creando un momento de ternura que hace que Rebecca y Alex se miren, mientras todos los presentes los observan con sorpresa.– Dejen de mirarme. – Ordena Alex, con una expresión seria. – Parece que voy a tener que enseñarles el valor de guardar algunos secretos, mis hijos. – Afirma, observando la conmoción entre los pr
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