Por la mañana, cuando Rebecca abre los ojos, se encuentra sola en la habitación y una sensación de vacío aprieta su pecho. Se estira en la cama, tratando de convencerse de que él realmente estuvo allí, que no fue solo un sueño. A medida que las palabras de la noche anterior vuelven a su memoria, una sonrisa se escapa de sus labios y ella se lleva las manos al rostro, sintiendo que sus mejillas se sonrojan, como si fuera nuevamente una adolescente enamorada.– Ay, Rebecca, necesitas dejar de hacer esto. – Murmura para sí misma, sentándose en la cama y observando a su alrededor, en busca de cualquier indicio de que él estuvo allí. – No estoy loca, él estuvo aquí. – Susurra, poniendo la mano sobre el pecho, al lado del corazón.Se acuesta nuevamente en la cama, mirando el techo, absorta en sus pensamientos, reviviendo cada palabra pronunciada por él la noche anterior. Como una niña ansiosa, se sienta agitada en la cama al escuchar el ruido de la puerta al abrirse. Su corazón comienza a l
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