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Todos los capítulos de El algoritmo del amor: Capítulo 21 - Capítulo 30
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21. La despedida
Elías FerrerConociendo a Edwin, pensé que sería mucho más difícil que me entregara la tutela legal de Abril, pero ahora tenía el documento en mis manos. Me encontraba sentado en la silla de mi despacho observando el documento que venía junto a una nota de advertencia. “Desaparece de nuestras vidas”. Y eso era lo que quería.Mientras guardaba el sobre en mi caja fuerte con llave, mi móvil sonó, era el número de la tía de Abril —diga, Laura —salude.—Te llamo por que Abril ha sido desconectada, Edwin acaba de decírnoslo, todos estamos deshechos, pensé que tú debías saberlo por el cariño que sentías por mi sobrina.Tragué en seco, tuve el impulso de llamar a mi tío Elian para corroborarlo, pero no me sorprendía que Edwin hubiera hecho todo esto solo para que la madre de Abril ya no estuviera al pendiente de ella.—No puedo creerlo… —musite, mi mirada estaba fija en un punto aleatorio de la pared.—Se irán en una semana al extranjero, quieren comenzar de nuevo —la voz de Laura se quebrab
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22. California
Elías FerrerEl doctor Sherman me comunicó que enviaría alguien a recogerme al aeropuerto, ofreció que me quedaría en su casa, quise rechazar su propuesta, pero insistió y ya que me había hecho la invitación por cortesía tuve que aceptar. Para mí, lo más cómodo hubiera sido quedarme en un hotel.Miré a todos lados, luego el reloj en mi muñeca era raro que las personas como el doctor Sherman se retrasaran. De pronto, sentí como alguien me tocó en el hombro. Me di la media vuelta y mi mirada se encontró con la de una joven rubia, de ojos verdes, sonriente. Llevaba en sus manos un cartel con la leyenda “Busco al Dr. Ferrer”, parecía que lo hubiera escrito con su pie, esa letra era demasiado descuidada.Me mira de arriba abajo, su sonrisa juguetona no cambia.—¿Tú eres el doctor Ferrer? —pregunta curiosa.Asiento.Ella me mira con cierta desconfianza.—Mi padre dijo que eras joven, pero no tanto, no creo que seas tú.Mi ceja se frunce —¿Entonces por que me hablaste en primer lugar?Se lle
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23. Esta viva
Elías Ferrer Brin—¿Estas seguro de esto Elías? —me cuestiona mi tío Elian, Francisco, Sophie y mi madre me miraron con incredulidad, todos estos meses estuve perfeccionando mi prototipo y había llegado a un nivel de 90 porciento de posibilidad de que fuera compatible con el cuerpo de Abril, lo había hecho especialmente para ella.Los miro a todos en el consultorio.—¿Qué pasará si todo sale mal? Debes pensar al menos en la posibilidad, esto que quieres hacer no es como arreglar un robot —añade Sophie.Suspiro, sabía que las preguntas y cuestionamientos sobre este tema llegarían en su momento.—Si muere intentando salvarla, ¿podrás vivir sin ella? —continúa Sophie.Francisco y mi madre, son las personas con las que más he hablado las últimas semanas, ellos comprenden mucho más mi manera de pensar y mi dolor, por ello es que no dicen nada.—Elías, te he ofrecido el hospital para operar a Abril, lo que estamos a punto de hacer es una aventurarnos, no sabemos que pueda pasar, incluso aun
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24. Bella durmiente
Elías Ferrer BrinNo sabía como consolar el llanto de Laura, hace más de diez minutos que se la ha pasado llorando frente a la ventana de la habitación de Abril. He querido explicarle las cosas, pero creo que no es el momento, vuelvo a fijar mi vista en ella que por decima octava vez se ha limpiado las lagrimas del rostro con las manos.Yo también quisiera que Abby despertará, abrazarla, besarla, que me vea con esa dulce mirada marrón, quiero ver su rostro cuando se enteré que podrá vivir muchos años más, con un corazón fortalecido, también tengo mucha intriga de saber que efectos tuvo mi sangre en su cuerpo, espero que haya tenido efectos positivos en su sistema inmunológico y nervioso, tengo la esperanza de que pueda volver a caminar, pero eso esta en veremos, lo importante es que ella va a estar bien.Quisiera que estos días pasaran rápido, mi tío Elian me ha dicho que lo mejor es que los días de su recuperación post quirúrgica los pase aún dormida, después la sacaran del estado de
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25. Adicta a sus besos ardientes
Abril LaraNunca había sentido tanta felicidad de ver a mi tía, a pesar de que no podía abrazarla por la herida que tenia en mi pecho, me sentí muy feliz y agradecida por verla. Estuvimos hablando, llorando y riendo. Al igual que Elías, sentía que me estaban ocultando algo puesto que cuando le pregunte sobre mi familia, ella solo cambio el tema. Quería saber, necesitaba saber que había pasado con mi familia desde aquella vez, si mi madre se enteró de la amante de papá o simplemente el ni si quiera se lo ha confesado.La imagen que yo tenía antes de mi padre se había roto por completo, ahora comprendía todos los problemas que tenía con mi madre, porque discutían tan seguido y es que mi padre tenía otra mujer en su vida. Pero mientras estuviera en el hospital nada podía hacer.—Elías te tiene muy consentida, Abril —dijo mi tía al terminar de acomodar todos los ramos de flores que él había pedido a la florería.—Me siento muy afortunada de que este conmigo, es un hombre maravilloso tía,
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26. El malo
Abril LaraPoco a poco, con el pasar de los días mi cuerpo se iba recuperando. Comenzaron a quitarme algunos de los tubos que tenia conectados que monitoreaban el funcionamiento de mi corazón. Mis piernas se sentían diferentes, como si tuvieran mayor fuerza que antes.Antes había dado algunos pasos sin ayuda, me preguntaba si podría hacerlo ahora. Poco a poco quite la sábana que cubría mis piernas. Llevé mi mano al pecho, aún ardía, pero el dolor ya había aminorado bastante desde que desperté. Miré hacía el suelo por un instante, sentí mucho temor de caer, pero algo dentro de mí me decía que podía.Me deslicé poco a poco hasta que la punta de mi pie tocó el suelo. Después el otro pie. Apreté el colchón de la camilla con todas mis fuerzas cerrando los ojos. Cuando no sentí que había caído hasta el suelo, abrí los ojos viendo cómo podía sostenerme sin caer. Una leve sonrisa apareció en mi rostro. Llevé mi pie derecho un poco al frente, pero ahora no sentía esa sensación de pesadez. Pude
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27. Mi decisión
Abril LaraMi tía Laura le dirigió una mirada llena de saña a Max.—Abril, no quiero que cometas un error —dice mi madre —no conocemos a ese joven, sólo se que es hijo de la doctora Brin y el expresidente, tienen mucho dinero y poder, se que mi comentario puede ser despectivo pero por que el quiere estar con alguien que casi muere y esta luchando como tú para recuperarse, pudiendo salir con otras chicas de su edad.De pronto mi garganta paso saliva en un movimiento impulsivo.—Elías esta enamorado de Abril, si no fuera por él, ella no estuviera con vida, al menos debemos darle nuestro voto de confianza.—¿Pero por que Abril tiene que irse con él?—Pueden ir a mi casa, si quieren, mi madre estará contenta de recibirlas… —suelta Max de pronto.—Tú no hables jovencito —lo calla mi tía.Comenzaba a sentirme aturdida con todas estas peleas, todos se lanzaban contra todos, y yo en lo único que pensaba era en Elías.—Mamá, tía, pueden ayudarme a vestirme… —ambas asintieron —Max, puedes retir
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28. Un refugio para el amor
Abril LaraMis dedos se apretaron ligeramente alrededor del asiento del automóvil mientras el paisaje fuera de la ventana cambiaba gradualmente. Había pasado meses en el hospital, estaba feliz por que volvería a caminar. Lo miré, sonreí agradecida por el hombre que tenía a mi lado, él había hecho hasta lo imposible por mantenerme con vida, a veces, me pregunto como es que es tan inteligente, como pudo en tan poco tiempo construir un corazón para mí. Me intrigaba demasiado, deseaba conocer al Elías en la intimidad de su hogar, no sabía muchas cosas de él, apenas tuvimos una primera cita, y ahora me encontraba aquí, yendo a su casa, pretendiendo vivir con él.Había algo que me mantenía inquieta, en realidad no sabía si viviríamos en su casa como una pareja en una relación sentimental, o él sólo deseaba cuidarme durante mi recuperación, ¿después de eso que?Miles de mariposas revolotearon en mi estómago mientras nos desplazábamos por una avenida amplia y majestuosa. Las mansiones que se
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29. La recuperación
Abril LaraLos días comenzaron a pasar, cada día moverme era mucho más fácil. La compañía de Elías me hacía los días mucho más alegres a pesar de que extrañaba mucho a mis padres. Hablaba con mamá algunos días, mi tía venía seguido a visitarme incluso Elías le propuso que se quedará a vivir aquí para que pudiera encargarse de llevar la casa, pero ella negó la propuesta, no quería dejar de lado la florería.Fui aprendiendo poco a poco sobre la rutina de Elías, gran parte del día se la pasaba encerrado en el sótano de la casa, ahí tenía una especie de taller en la que trabajaba construyendo robots y otras cosas que no entendía mucho, pero me hacían sentir orgullosa de él.—Señorita, su medicamento —escuche la voz del robot gracioso, era como una especie de mascota que siempre estaba detrás de mí, monitoreando mi salud.—¿Puedo llamarte de otro modo? ¿R2 es un nombre muy seco, no crees? —reí bajito, ya sabía que el robot no podía pensar por sí mismo pues Elías me había dicho antes que él
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30. En esta y en todas las vidas...
Sonrío con malicia. Atraigo sus caderas pegándolas justo en el interior de mi entrepierna sin dejar que entre en mí. Comienzo besando y chupando el lóbulo de su oreja izquierda con deleite, bajo por toda su piel hasta su cuello donde me detengo besándolo con esmero mientras él suspira de placer.Sus manos se pierden entre mi melena al tiempo que comienza a hacer lo mismo, besa mi cuello provocando pequeños espasmos en mi feminidad. Con cuidado abre los botones delanteros de mi vestido, desde que me operaron he optado por los vestidos que se abren por el frente para no lastimar la herida, aunque eso ya es más mental, se supone que ya he pasado la etapa de recuperación. Le ayudo a deshacerse de él y lo pone junto a mi sobre el tocador, dejando expuestos mis pequeños pechos pues tampoco estoy utilizando sostén. Al ver mi piel desnuda el semblante de Elías se ensombrece tragando grueso, acaricia la piel de mi cuello con ambas manos bajando lentamente hasta llegar a mis hombros.Con sus pu
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