Valentina sintió cómo poco a poco volvía a la conciencia, delante de ella, de sus parpados cerrados, todo era negro y sin color, pero sus oídos podían escuchar a lo lejos el sonido natural de los pitidos de dos máquinas que se hacían cada vez más fuertes en sus tímpanos.Respiró profundamente por la nariz, sintiendo que su cuerpo dolía cada vez que llenaba su pecho de aire, como si algo tironeara su piel en la zona de su abdomen cada vez que subía y bajaba.Percibió un olor a productos de limpieza que entró dolorosamente por sus fosas nasales, dándole ganas de estornudar, aunque se las contuvo, especialmente por lo dolorida que estaba por cada movimiento que daba.Quiso mover su cabeza, aun en la oscuridad, y gimió por lo bajo, sintiendo su boca seca y pastosa.“¿Dónde estoy?” Se preguntó a sus adentros, sin recordar lo último que había pasado. Eran solo flashes en su mente, de un largo camino vacío hacia una luz blanca a la que quiso ir, pero a la que no pudo llegar.Movió los dedos
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