La tensión era palpable en el lugar. Todos los presentes en ese despacho se veían entre ellos, unos queriendo asesinar a otros, Sara tratando de evitar que sucediera, mientras Rachel no sabía ni qué hacer, las manos le sudaban, el corazón estaba a punto de salirse del pecho con la amenaza latente de Leonardo hacia su padre. Sara sonrío de repente, queriendo apaciguar el momento lleno de miedo, que ella misma estaba sintiendo, nerviosa por sentir como el lomo de uno de los canes se movía alrededor de sus piernas, cerró los puños al sentir como la musculatura de tal animal rozó sus dedos.__ Bueno, no hay que ser tan impulsivos. - rió con nerviosismo. - Leonardo. Inmóvil y con la espalda derecha, Sara trató inútilmente de hacer que el hombre dueño de ese nombre la viera e hiciera que los rottweiler se alejaran de ella. Un latido la puso peor, algo que logró que Leonardo al fin se diera cuenta de lo que pasaba. __ Sentados. - dispuso recobrando el sentido. Los perros elevaron la mirada
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