La mente de Sara estaba cubierta por un nubarrón lleno de un rojo oscuro, gritó por ayuda, ese beso no debía gustarle se repitió tantas veces en silencio porque de su boca no emanó nada más que gimoteos para corresponder la ferocidad utilizada por Leonardo.No era nada diferente para él, se preguntó porque continuaba ese ritmo severo donde exigía, pero también se le era exigido. Pero le fascinó como Sara, siendo solo una miniatura en estatura a su lado, se engrandeció al tenerla por fin como tantas veces cruzó la idea en su mente. __ Esto no es...__ Solo bésame. - lo alteró aún más la renuencia de su esposa por soltarlo. ¿Como llegaron a eso? ¿Que estaba haciendo? Sara lo empujó de golpe, con la respiración apenas controlada y su voz sin poder encontrar un camino, su mano se estrelló en su mejilla. Lo iba a reclamar, eso tendría como consecuencia el que su mano fuera cortada, pero en lugar de eso, la llevó contra la pared, sostuvo esa mano por su cabeza y volvió a besarla. Presion
__ No puedes venir a la casa de tu líder y hablarle como si fuera alguien igual. - dijo Joseph viendo la tensión en cada uno de los presentes. - Mucho menos ofender a su esposa.__ Una que no fue elegida ni preparada...Rachel calló cuando Leonardo la fulminó con la mirada, no había mucho que decir si el hombre de aspecto sombrío en aquella mesa ponía un alto.__ Lo mejor es marcharnos. - dijo Lorenzo, al darse cuenta de lo que habían causado. __ No me iré, papá. Tú dijiste que debían respe...__ Que nos vamos dije. - la silenció el hombre temeroso que por oír aquello, Leonardo decidiera enviarlo al quinto infierno. __ Déjala terminar. - desafió él al ver el tinte nervioso en la voz temblorosa del hombre de más de cincuenta. - Déjala que me diga que es lo que dices a mis espaldas.__ Todo mundo sabe que levantar la voz frente a un Crown es motivo para un castigo. - le recordó Joseph mirando a su abuelo, quien en silencio observó lo que Keyla también.Una guerra de miradas totalmente
Tamborileo de dedos fue la única acción que logró darle a Leonardo la capacidad de saber que no se trató de una hipnosis, aún tenía control de su cuerpo, algo que lo tranquilizó, pero a la vez lo aterró dejando que la tensión en sus brazos se disipara.¿Que estaba haciendo? La pregunta rondó por su mente, ¿que hacía Sara para que él la siguiera? No tenía respuesta, solo supo que aquella suave brisa que entró por la ventana al cerrar la puerta del despacho lo hizo cerrar los ojos para sentirla en su nariz por más tiempo.Su cuerpo reaccionó a tal aroma, sus pupilas adquirieron un mayor tamaño, sus latidos exigieron ir un poco más allá. Por lo que al solo girarse Sara, él ya la tenía sobre el escritorio con una rapidez que la hizo chillar por la sorpresa de verse acorralada por un par de brazos y una mirada amarilla.Antes de preguntar a qué se debía su reacción, fue tomada por la raíz de su cabello en la parte trasera de su cabeza, sintiendo luego de eso un par de labios que atraparon
__ Me lo regaló Keyla para mí cumpleaños, dijo que así no llegaría tarde a ningún lugar. - comentó Sara divertida al recordar que su amiga tuvo que esperar por dos horas por ella. - Igual no me funcionó.__ Sigo insistiendo, tiene un excelente gusto. - contestó Joseph al ver el reloj que tenía la chica, ser amante de ese tipo de accesorios le daba la oportunidad de ver hasta el último detalle en estos. - Todo conocedor de relojes lo tiene. Mientras ellos discutían del mismo tema, Leonardo tenía los dientes presionados fuertemente contra los mismos. Las manos en sus bolsillos no era buena señal y para cuándo su hermano se dió cuenta de su presencia, decidió que era mejor opción tomar un poco de distancia entre su cuñada y él.__ Iré a ver a mi sobrino, debe estar al tanto de que tiene un tío que lo llevará a la iglesia los domingos. - bromeó antes de incorporarse. - Si valoras un buen consejo, opta por domar a la bestia, en lugar de caer en sus garras a ciegas.__ ¿Como debo tomar eso
Sara tiró estiró el brazo hacia al frente, estaba tan cómoda en el espacio que tenía para ella que le pareció un pecado no seguir durmiendo. Las sábanas suaves, tibias y con un brazo bajo su cuello que le daba el soporte que...Sus ojos se abrieron de repente. Miró el brazo bajo su rostro, un tatuaje de números romanos habían en la piel. Las venas en sus brazos eran notables aún estando relajado. Olía extremadamente genial, un aroma amaderado que la hizo inhalar más fuerte para retener por más tiempo ese perfume. No quería moverse, estaba tan cómoda que no supo como respirar para no dar muestras de que ya había despertado.Su hijo estaba dormido, acurrucado con las manos metidas en sus piernas y tres cojines en el borde de la cama para evitar una caída, mientras tanto ella y Leonardo estaba pegados al otro como si fuera algo habitual entre los dos. Necesitaba salir de ahí lo más rápido posible, no podía verse expuesta a los comentarios mordaces de su esposo tan temprano, eso era e
Los pies de Sara se volvieron de gelatina, esa mirada amielada ahora no tenían nada de esas emociones que a ella le gustaba observar y tratar de escudriñar. El amarillo era más intenso, como si fueran un ser sobrenatural, pero no era eso, sino la frialdad con la que veían a todos. Rachel se escondió atrás de la pareja que no se movió, Leonardo sin interés porqué solo era Aarón, su padre, mientras que para Sara era alguien que la atemorizó con solo sentir su presencia. __ ¿Lo rumores son ciertos, Leonardo? - atacó desde el inicio.__ Si lo ves es porque es verdad. - devolvió su hijo con el mismo desapego. __ Este no fue el trato. El acuerdo era cumplir con lo predispuesto por...__ No soy de seguir reglas de nadie, mucho menos de anteponer los intereses de otros antes que los míos. - espetó Leonardo sosteniendo su mirada. - Si es todo lo que vienes a verificar te puedes ir por el mismo camino que tomaste para llegar.__ Más respeto, no por nada soy tu padre.__ Lo tengo claro, no te
__ ¡Que gusto volver a verte! - dijo Geovanny a Sara, luego de años desde que se titularon, no habían vuelto a verse y él tuvo que verla por largos minutos para saber que no se equivocaba. Era Sara, la chica de la que siempre se sintió atraído, pero su novio la hacía alejarse de todos. Ahora, al fin la vio sola y se atrevió a acercarse __ En tu fiesta de titulación se dijeron algunas cosas, pero no las creí. - comentó con una sonrisa. - Te conocía muy bien como para saber que era cierto.__ No salió como quería. - contestó ella con cierta pena. - Pero no sé qué cosas se dijeron.__ Cosas nada agradables. - mencionó Geovanny. - No creo que quieras escucharlas.__ No sé si debería repetirlas. - arrugó la cara. - Son muy...no es bueno que escuches eso.__ Con solo tú rostro al decirlo, me hago una idea de lo que puede ser. - Sara hizo una mueca de desagrado al saber que su familia permitió que se hablaran cosas desagradables de ella. __ No te pongas mal por eso, Sara. Tu eres una pers
Leonardo.Ceder a lo que mis instintos me exigían fue algo que no esperé tan rápido. No podía hacerlo y esperar a que todo tuviera sentido, pero no me pude detener cuando Sara respondió tan bien a mis caricias para nada sutiles. Metí las manos bajo su vestido, apretando la parte interna de sus piernas, logrando que esa serie de gimoteos se diera en tanto su boca era lo que no deseé soltar. __ Esto no está bien. - respiró con dificultad, sin embargo, no me soltó tampoco llevándome contra ella una vez más.__ Me vale un carajo si está bien. Quiero follarte, quiero follar a mi esposa. - deslicé las manos hacia su trasero, el cual amasé sin un ápice de lástima. - No sabes cómo he estado esperando por hacer esto. Sus ojos se abrieron en demasía cuando entre mis dedos la tela de sus bragas se rompió. Deslicé los dedos en su hendidura resbaladiza, tocando la maldit@ suavidad que me nubló el juicio. __ Dijiste que podías conmigo, demuéstralo, caramelo. - pasé saliva al bajar el cierre de