40. Annabeth, cásate conmigo
Ella ya no estaba para emociones demasiado fuertes, los dramas familiares a la que estaba sometida tarde o temprano harían mella en su salud mental, y quienes pagarían por eso serían sus bebés.Así que optó por ser espectadora de la discusión en el jardín, sin participar. Solo observar con tranquilidad, imaginando que nada pasaba. Si solo entrecerraba los ojos, todo se ponía borroso y hasta parecía un momento agradable en familia.Sammael tomó su mano, le dió un suave apretón.—Él puede luchar sus propias batallas, cariño. A veces cuando los hombres y mujeres deciden unir sus vidas con otra persona, ésta llega con el paquete de problemas y dramas tras de sí; la decisión estará en la persona, si querrá aceptarlo o enfrentarlo, es parte de —le susurró a modo de reflexión.Evocó una media sonrisa y lo observó con sorpresa.—Has madurado, y eso me gusta. Te da un toque sexy, Sam.De pronto sus caricias en la mano ya no eran tan tiernas, si no sensuales. —¿En serio? Es la primera vez que
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