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Todos los capítulos de La Hija Perdida del CEO: Capítulo 31 - Capítulo 40
107 chapters
Capítulo 30: Un hombre en pañales
Cuando el avión comercial aterriza y Alonzo se baja arreglándose el traje, su único objetivo es ir a hablar con su cuñada acerca de lo que ha ocurrido con Anna, saber cómo es posible que ella no lo supiera y que le dé toda la información acerca de su sobrina.Pero cuando llega al orfanato se encuentra con la noticia de que Giada no está.—Pero deme un momento —le dice uno de los hombres que allí trabaja—. Iré por la persona que la está reemplazando, es la hermana de la señora Giada, tal vez ella tenga más datos de su hermana.—Muchas gracias —Alonzo se queda esperando la respuesta de la mujer, rogando que quiera recibirlo y no sea como su cuñada, de la cual ya todos le conocen el carácter.Se queda mirando el lugar, su arquitectura exquisita y sonríe al ver a algunos niños jugando allí. Un par de ni&nt
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Capítulo 31: Una cajita rosa
Los primeros rayos del sol se cuelan por la ventana y Anna se despereza con dolor en todo su cuerpo, se voltea para ver a Egan, quien sigue dormido, esta vez con un brazo sobre su abdomen y el cabello revuelto.Anna sale de la cama con cuidado de no despertarlo, busca con qué cubrirse, pero la voz ronca de Egan la hace dar un saltito.—¿Qué necesitas, amor mío?—Estaba… estaba buscando algo para cubrirme —le dice ella con un ligero rubor en las mejillas y Egan sonríe.—¿Por qué quieres tapar tu belleza?—Pues porque no puedo andar por allí desnuda —le dice sacando una playera de la cómoda y Egan se ríe.—Mi muñequita preciosa, tú puedes andar como se te dé la gana, mejor si andas así —le dice él saltando de la cama y quitándole la playera, atrae su cuerpo y la besa con intensid
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Capítulo 32: Las últimas horas
En la oficina del Grupo Petrucci, Joshua mira atento todo lo que Alonzo le ha traído por iniciativa propia desde Florencia, pero lo que más le preocupa es el hecho de que la mujer de su hermano al parecer sí sabía de la existencia de Anna y nunca dijo nada.Peor para él, se ha instalado en su corazón la sospecha de que su hermano tiene mucho que ver con que él no tenga a su hija a su lado. Sin embargo, es muy fácil salir de la duda, porque su hermano ya tiene allí unos cuantos días en casa de su padre.De pronto, uno de sus hombres de confianza llega a su oficina agitado, se acerca a él y le deja un documento sobre el escritorio.—¡La encontré! —Joshua abre los ojos y el hombre respira—. Bueno, no como tal, pero rastreé su nombre hasta un centro médico a tres horas de aquí.—¡Tengo que ir ahora mismo! Tal vez mi hija
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Capítulo 33: El rostro del traidor
Cuando Joshua llega a la empresa de regreso, se dedica a buscar la manera de entrarle a la famosa finca de Egan con todo lo que tenga en su poder, pero sin decirle nada a su familia, porque sencillamente no confía en nadie en este momento y decirle a Gretta tampoco es una opción, porque no quiere ponerla ansiosa.Pero las cosas no siempre salen como uno quiere y en ese preciso momento entra Vicente, que lo ve bastante alterado.—Hermano, ¿te sientes bien? ¿Hay algo que pueda hacer por ti? —le dice acercándose a él rápidamente.—Sí… no… —Joshua se pasa las manos por el cabello y sabe que no tiene sentido que no lo comparta con al menos uno de ellos—. Encontré a mi hija.—¿En serio? ¡¡Pero eso es maravilloso!! —Vicente lo atrae y le da un abrazo fuerte, cuando lo suelta Joshua puede ver lágrimas salir de sus ojos y
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Capítulo 34: Un Petrucci cabreado
Capítulo 34Un Petrucci cabreado  Mientras en Roma queda un revuelo de proporciones por la desaparición de Joshua, en la finca Anna se acuesta en su cama, pensando en lo mucho que extraña a Egan, se mira el anillo en la mano y se queda dormida con una sonrisa.Por la mañana se levanta como siempre a sus quehaceres, se cuelga el anillo en la cadena de su familia y la mira con nostalgia. Tal vez cuando al fin se case con Egan o un poco antes de la boda pueda contactar con ellos, porque ahora que sabe que tiene padre se le hace justo que él la entregue en la iglesia.Deja escapar un suspiro y se dedica a lo suyo, porque ser la novia del jefe para ella no es suficiente explicación para no hacer nada.Para la hora del almuerzo camina a la casa para buscar algo que se ha dejado allá, al caminar a la escalera se encuentra de frente a Mariana, quien al verle el anillo y frustrada p
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Capítulo 35: La decepción de Anna
Al terminar de limpiar la cocina, Anna mira todo satisfecha de dejarlo perfectamente limpio y sale de allí para ir por Egan, tal vez ya se ha desocupado y ellos pueden irse a su caminata a la cabaña junto al arroyo.Anna camina como si estuviese flotando entre las nubes, llega dando unos saltitos, pero se detiene cuando oye el apellido de su familia.—Me temo que entre los Petrucci hay más culpables de lo que creímos —le dice el hombre a Egan y Anna lo oye resoplar—. A quien veo como un potencial mentiroso es a Fabrizzio Petrucci, él es el esposo de la directora del orfanato, la señora Giada Petrucci —Anna se lleva las manos a la boca para ahogar el grito y se da un golpe mental por no haber reparado en eso antes.Pero allí no era eso lo más importante, sino… ¿cómo es que Egan conoce a su familia tan bien y por qué los mandó a investigar de esa mane
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Capítulo 36: Una llamada dolorosa
Egan se queda mirando a los hombres Petrucci sin poder creerlo, ¿cómo se supone que llegaron allí? Alonzo acorta más la distancia con él, su ojos ámbares intensos y aquella expresión de odio adornada con una sonrisa de suficiencia le dicen a Egan que no van allí sólo por Anna.—Me presento, soy Alonzo Petrucci, uno de los tíos de Anna y he venido por mi sobrina.—Anna… no puedes dejarme, nos vamos a casar… —intenta suplicar Egan, pero Anna se suelta de sus hermanos y lo enfrenta.—¡Yo no voy a casarme con un desgraciado como tú! —Anna se arranca la cadena en donde tiene colgado el anillo de compromiso y se la lanza con rabia.—¡Anna, tienes que creerme!—¡¿Y qué quieres que te crea?! ¿Qué no te estabas besando con esa pvta o que no me secuestraste para vengarte de mi famil
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Capítulo 37: El juramento de Anna
Los gemelos miran a Alonzo y sienten cómo algo anda extremadamente mal.La llamada ya la han cortado, así que sólo se acercan a ellos y les preguntan.—Tío, ¿qué pasa?—Joshua… —mira a Anna, los ojos se le llenan de lágrimas y mira a Fabrizzio, quien no deja de golpear el césped.—¡¿Qué pasó con mi padre?! —le exige Raffael.—Lo mataron —Anna siente cómo el mundo se abre a sus pies, mientras que sus rodillas flaquean y todo el peso de lo que ha sentido la aplasta, se desvanece y Alonzo consigue sostenerla antes de que caiga al piso.Lionardo y Gerardo se levantan a Fabrizzio para llevarlo dentro, mientras que Alonzo camina rápidamente con Anna entre sus brazos. Los gemelos se adelantan y entran a la sala, allí Gretta se pone de pie furiosa y los regaña.—¡¿D&
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Capítulo 38: Una nueva Anna
Esa tarde la familia Petrucci se divide en dos grupos, los que se hacen cargo de hacer la denuncia a las autoridades acerca del secuestro y asesinato de Joshua, y los que se dedican a disfrutar a Anna.Gretta no deja de mirarla, de acariciar su cabello y sonreír feliz, no puede creer que su niña esté allí, son sus ojitos azules y esa boquita en forma de corazón, la misma que dio a luz con tanto anhelo.—¿Cuál es tu comida favorita? —puede sonar a que es la pregunta más estúpida del mundo, pero es en realidad Raffael sólo quiere conocer a su hermana.—La verdad es que no lo sé. En el orfanato sólo comíamos lo que nos servían y no había momento para decir si una comida nos gustaba o no… Aunque este último mes mientras estuve encerrada, la señora encargada de la cocina allí preparaba un estofado de carne delicioso.Leer más
Capítulo 39: Escondido
Tras aquel trágico e intempestivo abandono de Anna, Egan como pudo se puso de pie, tomó su auto y salió de la finca con dirección a cualquier lugar, pasando por alto todo el dolor que sentía.En aquel momento no podía creer lo que le había sucedido. Se había enamorado como un estúpido, pero nunca se imaginó que la familia de Anna al final la iba a encontrar y que llegarían de esa manera.Sin darse cuenta en aquel momento, llegó hasta una playa en Ostia a la altura de donde desemboca el río Tíber. Allí se sentó un rato a pensar en su vida totalmente adolorido, abrazándose las costillas, pensando en que lo más probable es que tuviera una rota, pero no quería volver a la finca ni mucho menos visitar un médico.De pronto, en aquel momento vio un bulto flotando en el río y se dio cuenta que era un indigente, probablemente
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