La mayoría de los hombres que le quedaban a Scrubb se miraban entre ellos, la duda les asaltaba en esos momentos. Sabían que si no se rendían iban a terminar muertos, los agentes del gobierno no les habían dado cuartel, si seguían disparando eran hombres muertos.Scrubb los miraba también, casi que podía escuchar sus pensamientos.—Si alguno se atreve a dejar su arma y pretende salir por ese portón se puede dar por muerto —dijo escupiendo sangre, la herida que tenía en un costado le había alcanzado el pulmón.Casi todos ellos estaban heridos, unos levemente y otros con heridas mayores, y aún había otros que estaban heridos de gravedad en el sucio suelo del galpón.Pero ninguno se atrevió a tratar de abandonar el edificio, sabían que Scrubb les dispararía sin misericordia. Algunos estaban pensado en la manera de escapar con vida al menos, tal vez pasaran una temporada en la cárcel, pues solo eran empleados, y eso era mejor que una muerte segura.Afuera del galpón los hombres se prepara
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