Tomo mi bolso, salgo de mi casa, camino con pasos cortos hasta el elevador, lo tomo al llegar al parqueo de mi edificio, por un momento pienso en tomar mi auto. No hagas tal cosa Isabella, me digo enseguida, de seguro Luis ha mandado a circularlo, para encontrarme, como la vez que lo dejé en el puerto solo.Le doy la espalda, y salgo caminando despacio, no estoy acostumbrada a los altos tacones, aunque me defiendo por las clases que me hizo tomar mamá. No bien llego a la garita del portero, este me saluda con los ojos muy abiertos, y eso me gusta, porque fue una mirada de admiración y reconocimiento a mi belleza, le sonrío amablemente. Mientras avanzo más segura de mi misma, el taxi que había solicitado llega en ese justo momento.—Buenas noches. ¿Isabella Sardino?—Sí, señor, soy yo. Buenas noches.—Monte —dice al tiempo que se ha bajado y me ha abierto la puerta amablemente, sin dejar de mirarme asombrado, y sonriendo también tontamente, ji, ji, ji… Me está gustando esto, me gusta m
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