Cuando tenía dieciocho años, sus padres cayeron en la bancarrota. No eran millonarios, pero tenían una buena vida. Ella tenía todo lo que quería, y no era fea, pero tampoco era la más bella de la escuela, ese puesto lo ocupaba un encantadora chica que trataba a todos por igual y creía que todos a su alrededor eran buenas personas y la trataban con honestidad por ser quien era, no por su dinero ni por su belleza. Su hermosura era tal que tenía a todos los chicos de la escuela detrás de ella, pero en su vida solo existía amor para el chico más guapo y malo de la institución, Santiago Sardino, y para rematar, era el que tenía más dinero y lo botaba a manos llenas. Nadie comprendía cómo era que ella, la reina de la belleza en todos los fines de año, la chica más educada y fina. Era la novia del chico malo, que no la pensaba dos veces para enredarse a golpes con quien fuera, que tenía fama de estar enredado con la mafia, y que para sorpresa de todos, le era fiel. Susan Rivera, desde que
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