56. ¿Posible culpable?
Casandra estaba dividida en dos: su yo profesional, segura de sí misma, que debía acudir de inmediato al bufete para ponerse al tanto de los detalles del caso de desaparición de Susana, o su yo humano, imperfecta y desconfiada, que notaba cuantas notificaciones recibió Fabio desde que encendió su móvil al aterrizar.Lo peor de todo es que no sabía cuál la dominaría al final. Maldito el momento en que le había pedido a Andrea que le consiguiera un aparato nuevo después de haberlo roto contra la pared cuando discutieron. Quizá si no lo hubiese hecho, lo tendría ahora en su cama, convencido de que las autoridades avisarían de cualquier novedad, y no tenía que conformarse con el rapidito del avión.Y acababa de comprobar, de primera mano, que el peor consejero que puede tener una mujer, es una sesión de sexo poco satisfactoria.De reojo notó como Hunter la miraba y recordó cuanto se divirtieron en Grecia hacía tres años, o en Dubai el año anterior, cuando tuvo que ayudarla, fingiendo que
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