31. Atrapada en la oscuridad
Susana Admitir que cometió el más terrible de los errores al casarse con Raúl, no fue nada sencillo, y es que, para Susana, los días y las noches pronto se convirtieron en todo un suplicio. El solo pensar en seguir viviendo a su lado era ahora inadmisible. La tarde siguiente de su noche de bodas, envió por ella y llegó a la hacienda de la familia, como le dijo Virginia, la chica del servicio. Una vez allí, solo lo vio durante dos días y al tercero, él regresó a la ciudad y la dejó allí, sin avisarle. No tenía voz alguna en la forma en que se llevaban las cosas en el lugar. Lourdes, su suegra, llegó un día después de irse Raúl, acompañada de su hija menor, Mirna; otra arpía. Esa chica disfrutaba haciendo comentarios de mal gusto y le gastaba bromas horribles con insectos o cualquier porquería de otros animales sobre su cama o en la bañera. Una tarde, encabritó el caballo en el que paseaba con un grito, y la vio reírse mientras Virginia le colocaba un filete en el rostro, por el golp
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