No podía creerme mi propia estupidez al pedirle a Alfa Dean una noche a solas, así que acudí a la habitación principal, me quité el vestido que había usado para la ceremonia, y evité tocar la ropa interior que había sobre la cama. Eran conjuntos provocativos, de la clase que yo nunca había usado, y que no pensaba llevar tampoco porque mi nuevo Alfa me lo ordenara. Me puse en cambio una camiseta ancha, que encontré en uno de los cajones, me quité el sujetador, y me dejé puestas las braguitas. Ese era un look que era mucho más probable que yo luciera, y no la ropa interior de seda que había sobre la colcha.Me colé entre las sábanas, me tapé hasta la barbilla, pero dejé la luz encendida, quería demostrarle a Alfa Dean que podía enfrentarlo, porque yo no era ninguna cobarde, y por más asustada que estuviera, no quería que él lo percibiera de ese modo.Estaba tensa, y a pesar del cansancio, y de que Alfa Dean tardó al menos una hora en presentarse en el cuarto, no pude dormirme, a pesar d
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