231. NUEVOS INVITADOS
Por suerte esa noche no estaba nevando, aunque estaba oscuro y hacía mucho frío, lo cual hacía que recibiera a las personas no en la puerta principal, sino, después del recibidor. Donde dejaban sus abrigos y entraban para saludarnos a mí y al capitán, que solamente inclinábamos nuestras cabezas y le damos la bienvenida sin tomar la mano a ninguno de ellos. Desfilaron todo tipo de militares de diferentes rangos, y otros personajes de la alta burocracia, a los cuales no recordamos haber invitado, pero que se aparecieron de improviso, cómo era la marquesa Sofía que me saludó dándome dos besos. Así como el duque Diego, que intentó atrapar mi mano, pero yo le hice una pequeña reverencia junto con la inclinación que hizo el capitán, impidiendo qué tal gesto sucediera, lo mismo que a su padre. Imité la misma acción cuándo apareció el Conde, que se demoró mucho a entrar, hasta que una de los sirvientes le dijo que pasara.—¿ Y eso? —le pregunté a Julián que estaba a mi lado el cual
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