Capítulo ciento dos: Una visita esclarecedora "Narra Sofía Galanis"Un poco más tarde, casi entrada en la noche, vino a hacerme la visita Sabrina Caruso, la esposa del amigo de mi marido.—No tienes buen aspecto —me dijo después de saludarme—. Parece como si no hubieras parado de llorar. Apolo no llora, pero está de un humor de perros y todo aquel que puede se mantiene apartado de él.—¿Dónde está?—Con mi marido, trabajando. A la señora Cassia se le ocurrió decir que elustedes fue un error y Apolo le gritó por primera vez en su vida. Ezio trató de defenderla y él estuvo a punto de pegarle a su propio padre. Así que, si tú no eres feliz, Sofía, trata de recordar que no eres la única. ¡Normalmente no tenemos combates de boxeo cuando nos reunimos!—No es mi culpa que esto no haya funcionado.—¿Puedo sentarme, o ahora soy del enemigo?Me ruboricé.—Por supuesto que te puedes sentar. ¿Quieres tomar algo?—No, gracias. Solo dame cinco minutos de tu tiempo. Apolo no sabe que estoy aquí y,
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