Todos los capítulos de ¡Papá compró una mamá psicóloga!: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 21 : La sensación de sus labios
Jeremías ¡Qué me está pasando! Me reprocho una y otra vez mientras conduzco en silencio hacia la casa, se supone que me mantendría lejos de esta mujer, que estaría al margen de todo, pero termine dándole de comer con mis propias manos. —Deberíamos comprar algo para los niños — dice de repente la mujer a mi lado — puedes detenerte junto a esa tienda. La chica que no ha dicho ni media palabra desde que salimos del hospital señala una dulcería. Hago lo que me dice para no hacer más incómodo el ambiente. Veo a la chica bajar rápidamente del coche, e intento alejar el recurrente pensamiento de que los labios de ella sobre mis dedos se sintieron demasiado tierno. Odio el revolotear en mis venas, me digo que han pasado demasiados años desde la última vez que tuve algún contacto con una mujer y le achaco a eso que esta mujer irritante me haga sentir tan extraño. La tentación de fumarme un cigarrillo se mueve bajo mis venas. Rechazo la idea al recordarme que dejé de fumar por el bien de m
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Capítulo 22 : ¡Mi molesto esposo me dio un cumplido!
LizbethLa alarma de mi celular suena mientras me retuerzo exhausta en la cama, paso una mano por mi cabeza tratando de olvidar la sensación extraña que no ha desaparecido desde ayer en la tarde. Bajo de la cama furiosa conmigo misma por estar dándole vueltas a la forma en que mi esposo, el molesto, estuvo tan cerca de mí en el auto y como la absurda curiosidad de cómo se hubiese sentido que me besara, se moviera en mis pensamientos.¡Porque me daría curiosidad que él me besara!Entro al cuarto de baño y esparzo un poco de pasta en el cepillo de dientes que dejaron junto a otras cosas en mi nuevo baño. Meto dicho objeto en mi boca para mirar fijamente a mi reflejo en el espejo.¿De verdad estoy pensando en algo como eso?¡Cómo puede ser!Termino de lavarme la boca, me meto a la ducha y me repito que quizás solo confundí el extraño gesto de amabilidad que tuvo en mi oficina. Puede que esa sea la razón de que la loca idea de ser besada por él me pareciera curiosa.Me envuelvo en una toa
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Capítulo 23 : Ella es mi mujer, no voy a divorciarme
Jeremías Salgo de casa sin mirar atrás, no quiero pensar realmente en la verdadera razón por la que le di un auto a mi mujer o como me hizo sentir verla cuidar con tanto amor de mis niños. En especial de Lucía que no puede esconder cuánta felicidad está sintiendo por tener a su nueva mamá. Llego al hospital y me ocupo de todas las cosas que tengo pendientes, me digo que no debo involucrarme demasiado con esa mujer o que debería ir a tomar unas cosas con alguien más porque quizás la abstinencia sexual está haciendo que comience a sentirme atraído por ella. Qué más da si ese vestido le quedaba bien, qué demonios me importa si la mayoría de los médicos de este hospital notaran la curva de su cadera bajo dicho vestido. Mi móvil suena mientras estoy aún checando algunos documentos y contesto sin realmente mirar, así que me arrepiento casi al instante cuando escucho la voz de mi madre. —Jeremías, estoy en el café frente al hospital, sabes que no me gusta ir allí, así que ven aquí ahora m
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Capítulo 24 : ¡Él y yo no podemos llevarnos bien!
Lizbeth Salgo de la cafetería furiosa, miro al hombre que camina a mi lado enfadada con él y me dejo caer en uno de los bancos del jardín de este café. Mi esposo nota que me he sentado, así que regresa sobre sus pasos hasta donde estoy. —¿Qué hace? — cuestiona —¿No estaba tan apurada por volver a la oficina? Alzo mis ojos en su dirección con rabia, él da dos pasos hacia atrás antes de limpiar su garganta con preocupación. No solo acabo de ser difamada, maltratada verbalmente e insultada por una mujer que ni siquiera sabe cómo ha sido mi vida hasta ahora, sino que este hombre frente a mí hizo enfadar a la persona que me dará las notas que necesito. ¡Cómo voy a sobrevivir ahora! Todos pensarán que soy una enchufada, alguien con el favor del jefe que correrá con él en cuanto vea o escuche alguna cosa. Todo se volverá tan incómodo ahora que ni siquiera quiero regresar. —Lamento lo que dijo mi madre, hablaré con mi tío para que… —Eso da igual — murmuro — solo déjeme en paz por ahora
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Capítulo 25 : Me gustaría recibir una de esas sonrisas.
JeremíasRegreso a mi oficina, extrañado aún más con la forma en que me hace sentir mi esposa, no entiendo por qué sigo queriendo complacerla o porque me molestó tanto ver esas lágrimas en sus ojos. Me siento tras mi escritorio.Marco rápidamente el número de mi tío. No puedo creer que investigara a mi mujer. Que se atreviera a decirle esas cosas a mi madre. Solo habló con Lizbeth unos segundos, así que no veo ningún motivo para sospechar de ella.—¿Jeremías, sucede alguna cosa?Escucho su voz una vez contesta la llamada, dudo durante un segundo antes de contestar a su pregunta con la molestia que causa en mí toda esta situación.—¿Con qué derecho investigas a mi mujer o le cuentas calumnias a mamá de ella?—Jeremías, creo que estás confundiendo las…—¿Qué estoy confundiendo? — le corto — mi madre fue clara con todo lo que acaba de decirle a mi mujer y créeme, esta es una invasión a su privacidad que no tiene justificación.—Claro que hay justificación Jeremías — responde mi tío — no
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Capítulo 26 : Mi boca sobre sus labios
Lizbeth Después de que mi esposo le dijera al doctor Lois que Lucas no vendría a la consulta por un tiempo, la mirada de odio en sus ojos simplemente se volvió asesina. Traté de evitarlo todo lo que pude, así que ir a checar a dos pacientes de internamiento provisional me ayudaron un poco a evitarlo, aunque también fue bastante triste. La mayoría de las personas en internamiento provisional están ahí por atentar contra su vida o por algún tipo de situación violenta que los hizo tener una crisis nerviosa. Las dos personas que fui a ver el día de hoy eran un señor de setenta años. Una chica de apenas dieciocho. Traté de no pensar que ese pobre hombre que lloraba una y otra vez el nombre de su mujer me afectara, pero pensé que quizás, en unos años, mi madre estaría así. La tristeza se mueve bajo mi piel mientras espero el correo con los datos de mi antiguo profesor de psicología, no quiero pensar en que en el futuro mi padre no resistirá, que las cosas se pondrán cada vez más difícile
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capítulo 27 El dulce sabor de su labio
Jeremías No sé escasamente como llegamos a esto, pero definitivamente quiero explorar mucho más de este momento mientras el silencio, en esta cabina, solo hace esta situación más íntima.Mis manos se mueven lentamente hasta la cintura de la mujer que tiene sus suaves labios sobre los míos.Tengo que admitir que ese aroma que me ha estado volviendo loco desde que la vi caminar entre la multitud es ahora mucho más difícil de ignorar.¿Cuándo fue la última vez que besé a una mujer?La pregunta se mueve por mis pensamientos, de la mano de esa sensación de jamás haber disfrutado así de algo como un simple beso.¿Me estoy volviendo loco?Me grito mientras aferro más fuerte la cintura de Lizbeth. Mis dientes tiran ligeramente de su labio inferior mientras su lengua lucha constantemente con la mía.El sabor dulce en sus labios también es demasiado irresistible. Mi cuerpo arde, esa parte de mí que ha estado dormida durante años despierta de una forma tan intensa que me hace ansiar más de esta
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Capítulo 28 : ¡Qué está sucediendo conmigo!
LizbethCorro lejos del parque de atracciones sin mirar atrás, mi pecho late como loco mientras siento que el mundo está a punto de terminarse para mí por lo que acabo de hacer, pero lo que realmente me preocupa es el hecho de que mi esposo, ese molesto hombre con quien me casé y no por amor precisamente me devolviera el beso.Freno el coche en el estacionamiento del hospital, golpeo mi cabeza contra el volante mientras me digo una y otra vez que quizás él solo se confundió por un instante, pero esas sensaciones desbordadas, ese calor sigue golpeando fuerte dentro de mí. Camino hacia la habitación del hospital donde está mi padre con calma.Me quedo en la puerta un segundo cuando veo la silueta de mi madre, es bastante temprano, aun así simplemente sonrío entrando a la habitación, los ojos de mis padres se mueven en mi dirección, el rostro cansado de mi padre se ilumina con una pequeña sonrisa.—¡Lizbeth!, mi niña, me preguntaba cuándo vendrías.—Estoy algo ocupada papi — me excuso an
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Capítulo 29 : Intentando ignorar la sensación de mi pecho
JeremíasRegreso al sofá donde he pasado las últimas horas y miro fijamente a la puerta cerrada por la que escapó mi esposa. Bebo un trago de mi copa intentando ignorar la sensación de mi pecho, llevo inconscientemente mis dedos a los labios, toco el lugar donde ella me besó e intento mantener la calma que quema dentro de mí.Camino hacia la mesa donde aún está la botella de ginebra a medio beber y sirvo otro trago para mí.Despues de unos minutos de seguir dandole vueltas a lo que susedío en el parque de atracciones con mi mujer sin obtener ninguna respuesta o mejor dicho, no aseptar ninguna de las ideas que mim emnte proyecta al recordarlo. Regreso mi solitaria habitación e intento convencerme de que solo estoy conmocionado por lo que sucedió.Ella estaba asustada, la subí a la rueda de la fortuna porque quería divertirme y sé que debí apartarla, pero como le dije antes somos adultos. Tenemos un trato aquí y lo único en lo que debo enfocarme ahora es en mis hijos, en sus necesidades.
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Capítulo 30 : Inconsistencias en los diagnosticos anteriores del niño
Lizbeth Tomo a ambos niños de la mano para caminar por la acera hasta el café infantil donde quedé de verme con mi antiguo profesor de universidad y sonrío cuando lo veo saludarme con una mano desde una de las mesas. Camino con los niños hasta él y descubro que ha traído a una pequeña niña consigo que definitivamente debe rondar la edad de Lucía. Le doy un rápido beso en la mejilla como saludo antes de presentarle a los niños. —¡Qué gusto verlo profesor Hernández! — sonrío — estos son mis hijastros — explico — Lucía y Lucas. Toco ligeramente el hombro de Lucas — él es el chico del que te hablé. Mi antiguo profesor sonríe, se acuclilla delante del Niño y le ofrece la mano. El niño lo mira receloso por un momento, pero mi profesor se encoge de hombros antes de hablarle con aburrimiento. —Supongo que no sabes dar un apretón de manos fuerte — le insinúa — un gusto igual, soy Manuel. —Sí sé tomar la mano — comenta el pequeño hinchando el pecho — pero papá dice que no debo hablar con d
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