Jeremías Termino de hablar con el ama de llaves para cerciorarme de que todo esté listo e intento no mirar a las escaleras por las que debería bajar mi querida esposa. Lucas y Lucía están sentados en el sofá de la sala, su expresión de felicidad por ver a su abuela se ha ido, ya que les pedí portarse bien, ya que mi tío también vendría. No logro entender por qué no les agrada, pero tampoco puedo hacer mucho más, mi tío también ha intentado ganarse a los niños, pero no hay modo de que ambos dejen siquiera que este les salude con la mano. Cierro los ojos un momento después de ver la hora en el reloj con molestia. Subo las escaleras hacia la planta superior al ver que mi esposa no termina de bajar, llego al pequeño salón de la habitación principal que desgraciadamente tenemos que compartir y toco a su puerta unas dos respiraciones profundas después. —No solo llega tarde, sino que tarda dos horas en vestirse — sonrío con ganas de molestarla, incluso si estoy completamente disgustado de
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