Vamos a ver que tal el primer día de trabajo ajaja
Jeremías—Le agradecería que dejara de ponerse ese perfume que lleva.Gruño, sin dejar de mirar a la carretera, odio sentirme tan tentadoramente embriagado por su esencia. La mujer sentada a mi lado en el asiento del copiloto simplemente resopla. Miro por el retrovisor al niño enfurruñado en el asiento trasero y supongo que esto no va a ser tan fácil como esperaba, pero no puedo pretender correr sin antes caminar.—¿De verdad llevará a los niños al parque de atracciones cuando termine su turno en el hospital hoy?—Por supuesto, le hice una promesa — me responde sin mirarme — pero creo que usted está también incluido en ese plan señor Mark.—No tengo tiempo hoy — soy sincero — necesito ir a algunos lugares hoy — miro a la avenida plegada de coche frente a los dos — el chofer irá por Lucas a la consulta cuando termine y después vendrá por usted a las seis, ¿Le parece bien?—No, puedo tomar el autobús.—Mire… Lizbeth, no puede ir hasta mi casa en autobús, no cuando un auto está esperando
Lizbeth—Toma esto y transcríbelo muchacha.Tomo en mis manos las seis carpetas que me entrega el supuesto médico de Lucas, el pequeño niño sentado en el sofá rosa de la sala del doctor juguetea con sus manos mientras evita mirarme directamente.—Señor, yo no estoy aquí para…—Estás aquí para lo que yo diga muchacha — me corta — ahora, tengo bastante en mi plato como para también tener que supervisar que atiendas a algún paciente — mira a Lucas — Lucas, ven aquí.El niño baja del mueble con rostro de total negación, me mantengo en silencio porque no es buena idea desobedecer al jefe en el primer día. Me siento en el escritorio junto a la puerta de la oficina. Abro la primera carpeta antes de tomar algunas de las hojas depositadas en dicha mesa y mis ojos se van sin remedio hacia el escritorio donde mi nuevo hijo está sentado con el doctor.—¿Qué tal si me cuentas que hiciste desde la última consulta? — comienza a interrogarlo el doctor — ¿Pasó algo bueno?—Conseguí una mamá para mi he
JeremíasMiro el reloj en mi oficina de manera inconsciente por enésima vez cuando el sol comienza a alejarse en el horizonte. Los documentos frente a mí son mucho más complicados de revisar de los que recordaba y después de haber pasado todo el día de recorrido entre los distintos hospitales y pasar por la sede principal del grupo, Mark regresé aquí ignorando el impulso de ir a ver si esa mujer desagradable que es mi esposa tuvo un buen día.Un toque en la puerta me hace alejarme de mis pensamientos, la jefa de enfermeras entra en mi oficina. Cuestiono por un momento si olvidé que teníamos una cita previa, pero un rápido chequeo a mis sitas de hoy me dice que no. Así que me pongo en pie preocupado de que algo esté sucediendo.—¿Qué la trae por aquí, señorita González? — cuestiono — ¿Acaso ha sucedido alguna cosa?—No, señor Mark — sonríe avanzando rápidamente — es solo que pensé que debía saber que la chica nueva que enviaron para el área de psicología se llevó al pequeño Lucas duran
LizbethAlejo mi mirada del hombre a mi lado después de decir todo lo que he estado pensando, me digo a mí mismo que he cumplido con mi deber al decirle lo que pienso con respecto a Lucas y continuo organizando el absurdo archivador con el que he sido castigada.Me di cuenta de que a mi nuevo jefe no le gustó que cuestionara sus estúpidos e incorrectos métodos. He pasado toda la tarde escribiendo historiales médicos que ni siquiera me dieron la oportunidad de ir a almorzar.Pensé que tendría la posibilidad de irme a casa cuando termine de transcribir los archivos, pero eso simplemente fue un anticipo. Ese molesto médico me pidió organizar su estante a las tres de la tarde, me advirtió de que no saliera del hospital hasta que estuviera perfectamente organizado.Paso la mano por mi cabello, sintiéndome un poco mareada por la colonia masculina que sigue flotando en el habiente, mi molesto esposo sigue organizando las carpetas a mi lado y me parece hilarante que el director de este hospit
Jeremías ¡Qué me está pasando! Me reprocho una y otra vez mientras conduzco en silencio hacia la casa, se supone que me mantendría lejos de esta mujer, que estaría al margen de todo, pero termine dándole de comer con mis propias manos. —Deberíamos comprar algo para los niños — dice de repente la mujer a mi lado — puedes detenerte junto a esa tienda. La chica que no ha dicho ni media palabra desde que salimos del hospital señala una dulcería. Hago lo que me dice para no hacer más incómodo el ambiente. Veo a la chica bajar rápidamente del coche, e intento alejar el recurrente pensamiento de que los labios de ella sobre mis dedos se sintieron demasiado tierno. Odio el revolotear en mis venas, me digo que han pasado demasiados años desde la última vez que tuve algún contacto con una mujer y le achaco a eso que esta mujer irritante me haga sentir tan extraño. La tentación de fumarme un cigarrillo se mueve bajo mis venas. Rechazo la idea al recordarme que dejé de fumar por el bien de m
LizbethLa alarma de mi celular suena mientras me retuerzo exhausta en la cama, paso una mano por mi cabeza tratando de olvidar la sensación extraña que no ha desaparecido desde ayer en la tarde. Bajo de la cama furiosa conmigo misma por estar dándole vueltas a la forma en que mi esposo, el molesto, estuvo tan cerca de mí en el auto y como la absurda curiosidad de cómo se hubiese sentido que me besara, se moviera en mis pensamientos.¡Porque me daría curiosidad que él me besara!Entro al cuarto de baño y esparzo un poco de pasta en el cepillo de dientes que dejaron junto a otras cosas en mi nuevo baño. Meto dicho objeto en mi boca para mirar fijamente a mi reflejo en el espejo.¿De verdad estoy pensando en algo como eso?¡Cómo puede ser!Termino de lavarme la boca, me meto a la ducha y me repito que quizás solo confundí el extraño gesto de amabilidad que tuvo en mi oficina. Puede que esa sea la razón de que la loca idea de ser besada por él me pareciera curiosa.Me envuelvo en una toa
Jeremías Salgo de casa sin mirar atrás, no quiero pensar realmente en la verdadera razón por la que le di un auto a mi mujer o como me hizo sentir verla cuidar con tanto amor de mis niños. En especial de Lucía que no puede esconder cuánta felicidad está sintiendo por tener a su nueva mamá. Llego al hospital y me ocupo de todas las cosas que tengo pendientes, me digo que no debo involucrarme demasiado con esa mujer o que debería ir a tomar unas cosas con alguien más porque quizás la abstinencia sexual está haciendo que comience a sentirme atraído por ella. Qué más da si ese vestido le quedaba bien, qué demonios me importa si la mayoría de los médicos de este hospital notaran la curva de su cadera bajo dicho vestido. Mi móvil suena mientras estoy aún checando algunos documentos y contesto sin realmente mirar, así que me arrepiento casi al instante cuando escucho la voz de mi madre. —Jeremías, estoy en el café frente al hospital, sabes que no me gusta ir allí, así que ven aquí ahora m
Lizbeth Salgo de la cafetería furiosa, miro al hombre que camina a mi lado enfadada con él y me dejo caer en uno de los bancos del jardín de este café. Mi esposo nota que me he sentado, así que regresa sobre sus pasos hasta donde estoy. —¿Qué hace? — cuestiona —¿No estaba tan apurada por volver a la oficina? Alzo mis ojos en su dirección con rabia, él da dos pasos hacia atrás antes de limpiar su garganta con preocupación. No solo acabo de ser difamada, maltratada verbalmente e insultada por una mujer que ni siquiera sabe cómo ha sido mi vida hasta ahora, sino que este hombre frente a mí hizo enfadar a la persona que me dará las notas que necesito. ¡Cómo voy a sobrevivir ahora! Todos pensarán que soy una enchufada, alguien con el favor del jefe que correrá con él en cuanto vea o escuche alguna cosa. Todo se volverá tan incómodo ahora que ni siquiera quiero regresar. —Lamento lo que dijo mi madre, hablaré con mi tío para que… —Eso da igual — murmuro — solo déjeme en paz por ahora